El pasado 28 de Octubre en la ciudad de Santiago se realizó el evento Nº 15 de la "Corporación Hijos de Puerto Montt (CHPM)" en dependencias de la Escuela de Carabineros. Esta entidad, fundada el 3 de Mayo del 2002, reune a más de 200 puertomontinos que residen en la capital, y que sumándole sus respectivas familias hacen un número de más de 600 personas. En esta ocasión se reunieron más de 80 comensales para compartir un bien servido almuerzo y confraternizar entre coterráneos. Entre las actividades realizadas en esta oportunidad, estuvo la conferencia dictada por Jorge Tampe Maldonado (hermano gemelo del conocido Padre (SJ) Eduardo Tampe Maldonado, historiador, residente en Puerto Montt) quien expuso el tema de las “Lanchas Chilotas”, refiriéndose en detalle a su historia, sus etapas de construcción, las maderas utilizadas, y complementando toda su exposición con una excelente muestra de imágenes proporcionadas por el coleccionista e investigador Alejandro Torres, quien preparó una presentación especial para data show con más de una treintena de fotografías de su archivo personal, mostrando a estas famosas lanchas en la caleta de Angelmó, entre las décadas del 20 al 70, y miradas desde todos sus ángulos. Lamentablemente en la actualidad estas Lanchas Chilotas se encuentran extintas del litoral sureño. La muestra fue todo un éxito causando un gran impacto en todos los asistentes. Para mayor información acerca de la CHPM, de su evento Nº 15, de la conferencia de las Lanchas Chilotas, y fotos de los asistentes y del almuerzo, ver el siguiente link: http://jerjesoriundo.blogspot.com/ |
31 octubre 2006
Conferencia y Muestra Fotográfica de Lanchas Chilotas en Santiago (Imágenes del Archivo de Alejandro Torres)
29 octubre 2006
Video Historia de Puerto Montt
A continuación un corto video con una breve Historia de Puerto Montt. El video está narrado y musicalizado, y en él se entremezclan imágenes antiguas de Puerto Montt (correspondientes a fotos del Archivo de Alejandro Torres) y filmaciones realizadas este año 2006 de diversas vistas de la ciudad. Si desean ver el video a "pantalla completa", deberán ir al siguiente link, y clickear en el último botón de la derecha en la parte inferior de la pantalla del video: http://www.youtube.com/watch?v=2qVqAfsGoSk |
16 octubre 2006
Archivo Fotográfico de Alejandro Torres en Exposición
Entre el 14 y el 29 de Octubre estará en exposición parte del Archivo de Fotografías Patrimoniales de Puerto Montt y Puerto Varas del destacado investigador y coleccionista Alejandro Torres, en las salas de venta de la empresa Socovesa de ambas ciudades. “Socovesa te presenta tu ciudad hace 100 años” se denomina la muestra que se compone de una gran cantidad de fotografías que retratan la vida de estas dos ciudades desde sus inicios. Las imágenes se presentan en formatos de 40x50 y 30x40 cms. para apreciar detalles, y corresponden en general a vistas panorámicas de ambas ciudades, su arquitectura, sectores, calles, y el desarrollo urbano que han experimentado a través de los años.La iniciativa surgió hace un par de meses, después que Torres hiciera una presentación de parte de su archivo de fotografías a la Jefe de Marketing Décima Región Sur de Socovesa, Verónica Barahona, quien viendo el excelente material histórico se comprometió a destinar recursos para realizar exposiciones simultaneas en ambas ciudades y poder mostrar estas fotografías a toda la comunidad.Las muestras se están exhibiendo en las salas de venta y casas piloto de los conjuntos habitacionales “Mirador de la Bahía” en Puerto Montt, y “Lomas del Lago” en Puerto Varas. |
17 septiembre 2006
Seleccionan fotografía de Alejandro Torres en concurso de la Dibam
En el marco del "Día del Patrimonio" en el mes de Mayo de este año, la Dibam (Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos) organizó un gran concurso a nivel nacional denominado “Yo hago Patrimonio”, para lo cual era necesario enviar una fotografía relacionada con el tema. Las fotografías seleccionadas formarían parte de la Exposición del mismo nombre, las que serían expuestas en gran formato en la Plaza de Armas de Santiago frente al Museo Histórico Nacional a partir del 14 de Septiembre. Se recibieron innumerables fotografías de todo Chile, siendo elegidas 35 imágenes. Para el primer lugar fueron escogidas 3 fotografías; en el segundo lugar se eligió una, y lo mismo para el tercer lugar. Además hubieron 8 fotografías que recibieron menciones honrosas. Dentro de las 35 imágenes elegidas para la exposición, una de ellas correspondió a la fotografía enviada por nuestro socio Alejandro Torres (ver foto más abajo), quien forma parte de la directiva del CEPH (Tesorero) y quien posee una excelente colección de Fotografías Patrimoniales de Puerto Montt desde las primeras conocidas. Felicitaciones Alejandro !!! por la acertada elección de tu fotografía, que representará dignamente a la ciudad de Puerto Montt en tan loable concurso nacional. Pueden leer el artículo completo en el sitio web de la Dibam, como así mismo visualizar todas las imágenes elegidas para la Exposición: Ver artículo y fotos seleccionadas en sitio Dibam Foto enviada por Alejandro Torres La imagen muestra una "carrera de autos en la Plaza de Armas de Puerto Montt en los años 20". (La fotografía forma parte del extenso Archivo Fotográfico Patrimonial que posee Fotos de la Exposición "Yo hago Patrimonio" en la Plaza de Armas de Santiago frente al Museo Histórico Nacional a partir del 14 de Septiembre. |
03 septiembre 2006
Fotografías Antiguas de Puerto Montt
* El mayor y más completo "Archivo Fotográfico Patrimonial" de Puerto Montt. * Toda la evolución y el desarrollo que ha experimentado la ciudad a través de su historia en imágenes. * Fotografías desde la primera imagen conocida de Puerto Montt (1862), a solo 9 años de su fundación. |
Si desea obtener una reproducción (formato a elegir) de alguna de las cientos de fotografía antiguas que contiene este Archivo, tal como las imágenes que se muestran a continuación, puede tomar contacto con:
ALEJANDRO TORRES
Celular: 95536627
Santiago - Chile
Fotografías Antiguas de Puerto Montt
El manifiesto de los huilliches
Por Wladimir Soto Cárcamo A fines del siglo XIX la expansión de la colonia alemana de Llanquihue hacia el norte y al oeste, se encontró con el latifundio osornino, formado por grandes fundos ganaderos. Esto generó una presión sobre las tierras ocupadas por la población huilliche que en nuestra región ascendía a 24 mil individuos según el censo de 1845, que ocupaban principalmente los lagos precordilleranos, el sector costero de la provincia de Osorno y la zona cordillerana de la provincia de Valdivia. Las protestas de estos indígenas no se hizo esperar. El periódico puertomontino la “Alianza Liberal”, en su edición del 21 de Octubre de 1893, informa que “cuatro caciques con 80 mocetones y algunas mujeres de los caciques se han paseado por nuestras calles. Llegaron el 19 con el objeto de saludar al nuevo intendente don José Vergara, y a reclamar que los alemanes les han arrebatado sus tierras”. El abandono y la indiferencia de los gobernantes de la época, llevo al cacique Antiñirre, que ejercía su mando en el área occidental de las provincia de Osorno y Llanquihue, a rebelarse juntando un grupo cercano a los 100 hombres con el objetivo de recuperar sus tierras surpadas. Para hacer frente a este incipiente levantamiento, las autoridades conformaron una fuerza policial, apoyada por 70 colonos germanos, que atacaron el campamento de este líder indígena y sus hombres, capturando al cacique, que amarrado de pies y manos, fue traído a Puerto Montt donde fue juzgado y encarcelado (1). Toda esta situación desesperante, llevó a los huilliches a dirigirse a la máxima autoridad del país. En 1894, todos los caciques del departamento de Osorno (2) , elevaron una solicitud al Presidente de ese entonces, don Jorge Montt Alvarez, pidiéndole sanción a aquellos “usurpadores de nuestras tierras y a los que usurpan del estado....careciendo muchos de nosotros, e innumerables familias indígenas, de un pedazo de tierra para vivir”. Un manifiesto explicativo acompaña la solicitud, que expone las motivaciones de esta petición: “No hay en la actualidad en la provincia de Llanquihue y difícilmente en la de Valdivia, una sola familia indígena que no haya sido despojada de sus terrenos.....” “En la reducción de Remehue (ubicada al noreste de Osorno) y varias otras, nuestros perseguidores para arrebatarnos de nuestros terrenos incendiaban casas, ranchos, sementeras, sacaban de sus viviendas por la fuerza a los moradores de ellas, los arrojaban a los montes y les prendían fuego, hasta que muchos infelices perecían o quemados vivos, o muertos de frío o de hambre. Jamás en país alguno podrá imaginarse que esto se ha hecho un sinnúmero de veces, vanagloriándose un individuo en la actualidad de haber incendiado siete veces el rancho de una pobre familia” (3). Este capítulo de la historia regional nos muestra la riqueza de un período, en el cual aún nos queda por descubrir las profundidades de sus conflictos sociales, que hablan de nuestra identidad actual, la cual se abre paso en el tiempo perseguida por su pasado. 1. Velásquez, Juan Carlos., “Colonización Alemana y propiedad indígena”. Boletín Sociedad Histórica de “Melipulli” - Puerto Montt, Noviembre de 1992, pp13-16. 2. Castillo, Eduardo, “Informe sobre investigación histórico-legal de las tierras huilliches, Nutram N.34, Enero de 1994, p.20. 3. Lipschutz, Alejandro, “La comunidad indígena en América y Chile”, Editorial Universitaria, Santiago, Chile, 1956, pp.153-154 . |
Nuevas revelaciones sobre la masacre de Pampa Irigoin
Por Wladimir Soto Cárcamo En el frío amanecer del domingo 9 de marzo de 1969 a las 7 de la mañana, fuerzas policiales compuestas por 200 carabineros dirigidas por el Coronel Alberto Apablaza y el Mayor Rolando Rodríguez iniciarían un devastador operativo de desalojo ordenado por el Ministerio del Interior presidido por Edmundo Pérez Zújovic y ejecutada ésta decisión por el Intendente subrogante Jorge Pérez Sánchez sobre un centenar de familias que ocupaban un terreno baldío en la denominada Pampa Irigoin, en el sector alto de la ciudad de Puerto Montt, que terminaría en una sangrienta masacre que costaría la vida a 10 pobladores que buscaban un lugar digno donde vivir. Armin Alfredo Barría Soldan, estudiante del liceo Andrés Bello en su investigación histórica titulada “ Manuel Rodríguez, barrio de identidad, memorias y sacrificios”, entrega la voz de los sin voz, de esos pobladores que fueron testigos y protagonistas de estos trágicos hechos que tiñen de sangre la historia de nuestro país. El origen de estos hechos Armin cuenta que todos los pobladores concordaron que estos sucesos comenzaron con tomas de terrenos en 1967 que abarcaban las calles Magallanes, Presidente Ibáñez y Nueva Oriente, las cuales fueron concedidas a los ocupantes. Pero aún así los terrenos se hicieron pocos y estas familias recién formadas, con sus hijos pequeños seguía llegando del campo, y de sectores como la población Modelo, Antonio Varas Norte y Sur. Todos eran allegados y buscaban una casa propia. En 1969 se produce la tercera toma por la presión de los nuevos ocupantes que habían arribado hasta ese lugar. Esta toma abarcaba desde la calle Magallanes hasta la carretera ruta 5 norte. A partir de esta situación, para este joven historiador, “ya no hubo disposición de parte del dueño Rociel Irigoin Oyarzun y de parte del estado, por entregar los terrenos”. Un día 9 de marzo A las 3 de la mañana del 9 de marzo de 1969 los carabineros llegaron al sector, los pobladores que estaban en la Pampa Irigoin hicieron sonar un riel de trenes que servia de campana que estaba asentado donde está actualmente el Jardín Infantil Capullito, en calle Hernando de Magallanes, población Manuel Rodríguez. Los pobladores sabían que se venía el desalojo ya que habían sido advertidos por el diputado socialista Luis Espinoza Villalobos. Los carabineros ingresaron con violencia. Andando a caballo y disparando bombas lacrimógenas fueron destruyendo las casas e incendiándolas. Entre tanto los pobladores procedieron a defenderse con piedras y palos. Entonces un carabinero empezó a disparar donde estaba el riel de trenes que servía de campana, en que se formaba un pequeño montículo muriendo mucha gente que estaba dentro de su casa. Después del horror Pasadas dos horas, como comenta Armin, se dio la orden para detener el desalojo por los muchos muertos y heridos que había. Los pobladores retiraban los cadáveres a su sede social, otros llevaban a los heridos al hospital. La gente no quería ninguna ayuda. Trasladaron en los días posteriores en hombro los cuerpos de las victimas al cementerio general. Tres meses después los terrenos fueron concedidos a los ocupantes del sitio. El estado llego a un acuerdo con el dueño Rociel Irigoin, pagando los pobladores un precio ínfimo por el terreno. Así se fue formando la población Manuel Rodríguez. El año 1973 el diputado Camilo Escalona sondeó los terrenos y se trazó el primer plano de la población. A fines de 1980 se constituyó la primera junta de vecinos de la Manuel Rodríguez, la cual fue presidida por Mario García. Por último, reproducimos un extracto de este trabajo que promete un futuro promisorio a la historiografía local. La Toma de terrenos continua Por Armin Alfredo Barría Soldan Las decisión de seguir en los terrenos de Rociel Irigoin, según me cuenta don Juan Ancapán, fue unánime, incluso la situación de los pobladores comienza a cambiar paulatinamente porque llegan nuevas familias al sector, con lo que el sitio demarcado en la toma de terreno tuvo que ampliarse. Sigue don Juan: “…los carabineros no inspeccionaban el lugar esporádicamente, ni siquiera la “ronda de rutina”, como siempre lo hacían… incluso la tranquilidad del lugar era tal que rara vez se producían enfrentamientos verbales con funcionarios públicos o de orden y seguridad…las relaciones entre los pobladores y las autoridades parecían mejorar considerablemente, porque los roces entre ambos bandos disminuyeron a tal punto que la vida diaria en el sector se hizo rutinaria y pasiva”. Pero esto cambiaría como consecuencia del rápido poblamiento de la toma que semana tras semana recibía a nuevos allegados, fenómeno que provoca el deterioro de las relaciones entre pobladores y autoridades comunales, quienes se inquietaban porque los terrenos ocupados crecían a vista y paciencia del entorno puertomontino. De esta laya, el ambiente de relativa calma y de convivencia al interior de la toma se fue deteriorando, porque los propios dirigentes y pobladores tenían muy claro que en algún momento las autoridades iban a actuar conforme a las facultades que les investía el derecho público, pues en palabras de uno de los participantes de la toma y Secretario del Comité “Personas sin casas”, don Heriberto Arel, “la necesidad volvía a surgir en el momento menos oportuno”. Existía un grupo de 250 a 300 pobladores establecidos ya en sus terrenos cuando surgió otro mayor, aproximado en 400 “recién llegados” que ante las carencias vivenciadas, nuevamente luchaban por tener un hogar para disfrutar de la vida en familia y comunitaria, cuestión fundamental para el desarrollo humano que en ideas resulta simple, pero que en la contingencia de la realidad es difícil , incluso casi imposible, así lo expresa don Heriberto Arel: “Yo participé en las tres tomas… tenía mi terreno en la primera pero como era dirigente tenía que ayudar a mis compañeros y a la gente a prepararse para el despojo…cuando llegó el día 9, nosotros ya sabíamos que había orden de despojo así que estábamos preparados, lo que no sabíamos era si iba a ser pacífica o no… eso no lo sabíamos. Pero todos estábamos alerta porque el finado Luis Espinoza siempre nos advirtió que tengamos cuidado porque en cualquier momento puede venir un despojo y pueden haber hasta muertes… así que estábamos preparados”. Pero esta vez la situación sería diferente. Pobladores necesitados se establecieron en los actuales terrenos de las calles Magallanes, Avenida Presidente Ibáñez hasta llegar a la Carretera Ruta 5 Norte, construyendo viviendas de precarias condiciones , hechas con nylon, en el barro, con madera húmeda en bruto, aferrados a la ilusión que algún día se les deje establecer definitivamente. Según ellos esos terrenos eran “desaprovechados, desvalorados y estaban sin ocupar”, es decir, inútiles para cualquier fin debido a sus circunstancias geográficas. La situación de aquella época se aprecia en palabras de Juan Ancapán Huenchuán, dirigente vecinal de ese entonces: “…de verdad, sí había necesidad, nadie tenía casas, todos vivíamos de allegados y las condiciones no daban para pagar arriendo. Éramos extremadamente pobres”. Estando los terrenos de Rociel Irigoin ocupados, el conflicto se traslada al contexto político, involucrándose el Intendente subrogante de aquella época don Jorge Pérez Sánchez y al Ministro del Interior del gobierno de don Eduardo Frei Montalva, don Edmundo Pérez Zuckjovic, quien dio la orden de desalojo y despojo a todo cuanto estorbe en los terrenos desocupados del señor Irigoyen. Don Rigoberto Vargas menciona: “…según los Irigoin…ellos eran los dueños pero no sé que tan cierto sería porque más no se sabía y además ellos nunca reclamaron directamente los terrenos y tampoco los ocupaban.”…. Nuevamente aparecen los enfrentamientos, los carabineros visitaban constantemente el lugar ordenando el desalojo y cada vez con más violencia, todos los acontecimientos daban a entender que sólo una tragedia acabaría con los problemas. Los carabineros perturbaban el orden de los pobladores mostrando una actitud desafiante y apremiante, amedrentándolos para desocupar los terrenos y advirtiéndoles que sólo los “vivientes” serían los perjudicados. El temor resurge, el dolor se hace inminente, el miedo a perder todo cuánto tenían en ese momento y ser aventados sin tener un destino claro, los tenía al borde del pavor. Los pobladores de la primera toma estaban tranquilos pero con un sentimiento de impotencia ante la escena que veían de sus vecinos, igual de esforzados pero sin ser comprendidos. La tragedia se acercaba y ya nadie podría detenerla…… |
02 septiembre 2006
El valle del río con dos nombres
Por Sergio Millar Soto Desde los tiempos de su colonización por alemanes, el valle de Chamiza, con su producción agropecuaria, se constituyó en auténtico vergel y despensa de la población puertomontina. Su bitácora es rica en interesantes hechos históricos. El valle de Chamiza en todo su esplendor vegetal, fruto del trabajo de generaciones de descendientes de colonos alemanes y chilenos que allí se instalaron a medidos del siglo XIX. Toponimia de Chamiza y Coihuín Acerca del origen de la palabra Chamiza, don Arnoldo Stange Gebauer señaló, que "chamizo" es la acumulación de hojas, hierbas, ramitas, que deja en la playa el flujo de las aguas, demarcando la línea de la más alta marea. Asimismo, Stange manifestó que el río de ese lugar tiene dos nombres: por el lado poniente se le da el nombre de Coihuín y por el oriente el de Chamiza. Otra versión, proporcionada por el antiguo vecino Sergio Chávez dice que para mantener fuego en sus casas la gente buscaba ramitas secas de los arbustos. A esas ramitas se le conocía con el nombre de "chamizas", que eran fáciles de amarrar y llevarlas a casa. Sobre balsas y puentes Acerca de la historia del balseo y puente sobre el río Coihuín-Chamiza anotamos el testimonio de Sergio Chavez, quien fuera propietario de la más antigua tienda ubicada cerca del terminal oriente del puente: La balsa "fue construida con madera de coigüe, sus maderos fueron asegurados con pernos y fierros, así esta plataforma era era muy segura y resistente; para su mpovilidad,a sus cxostados tenía entrelazadas cadenas, las cuales con un secillo sistema de roldanas corrían a través de cables acerados. Los cables, a su vez, estaban fuertemente amarrados a puntales de madera que estaban enterrados a las riberas del río". "El balsero tenía la misión que una vez que consideraba completo su cargamento, hacer deslizar la balsa hacia uno u otro lado del río según era su destino". "En la época del balseo, era el lugar el centro de llegada a diario de lanchas a velas y diferentes tipos de embarcaciones chicas que venían con productos, animales, madera de alerce, tejuelas, basas y a su vez retornaban a sus lugares de origen con mercaderías y abarrotes para la alimentación de las familias". El propio Sergio Chávez recuerda que en 1928 se comenzó a construir el puente, lo que se hizo por partes más arriba del lugar donde sería instalado conjuntamente con las pilastras, piezas que luego "fueron trasladadas montadas sobre balsas al punto donde se construyó definitivamente". "Después del terremoto -prosigue Chávez- construimos una especie de puente colgante con pasarelas, que tenía más o menos un metro y medio de ancho, era firme, podía pasar una citroneta sobre él". "También hubo un servicio de barcazas, me acuerdo que la Armada trajo una; en ellas pasaban camionetas, y el camión y luego la micro que transportaba a la gente. Más de alguna vez cayó al agua un vehículo y también personas, en fin, casi todos los días había alguna novedad o anécdota...el balseo era un lugar donde íbamos a conocer las noticias, y a encontrarnos con los vecinos y a hacer negocios. A mediados del año 1963 se inició la construcción del actual puente del río Chamiza". (Extractado del libro "Vivencias y testimonios", editado por el Taller Literario de Jóvenes de Piedra Azul. Talleres Gráfica Cordillera. 1998). Aunque en mayo de 1957 los chamizanos celebraron el primer centenario de la colonización del valle, hoy día sabemos que su historia tiene más de 150 años, puesto que la primera referencia histórica concreta que de él tenemos data del 26 de diciembre de 1853, fecha en que, por orden del Agente de Colonización Vicente Pérez Rosales, el comandante del bergantín "Meteoro", capitán de fragata Buenaventura Martínez Díaz, dispuso una expedición exploratoria al río Chamiza, en la que participaron ambos fundadores de Puerto Montt, el teniente Daniel Cruz y el ingeniero alemán José Decher En su memoria al comandante general de Marina el capitán Buenaventura Martínez describe el terreno, hasta su llegada a Pureñín "primer asiento de los cortadores de alerce": "Encontramos allí un lanchón, siete casitas de tablones y varios rimeros de tablas de alerce listos para embarcar". Prosiguiendo su exploración hacia el norte del valle llegaron "hasta el explayado que forma el asiento principal del astillero de Chamiza", donde "contamos en su puerto 51 lanchones y en la población 443 casas llenas de provisiones...Reuní a los vecinos que alcanzaban a 408, los amonesté sobre los desórdenes que sabía que se cometían en aquel lugar a causa de la embriaguez, nombré entre ellos un inspector provisional, les indiqué que en la colonia (Melipulli) recién establecida encontrarían médico y botica para sus enfermos y escuela para sus hijos, y que se trabajaba con actividad también una iglesia, donde pudiesen adorar al Altísimo; con lo que quedaron muy contentos". Tinterillo En ese entonces vivía en Coihuín un tal "Chompa" Villarroel -recordaba en 1910 el periodista calbucano Belisario Goycolea-: "a quien, por ser leguleyo y tinterillo de mal cuño, le cortaron la oreja derecha después de una contienda judicial en que fue vencedor, mediante el despacho y criminal actitud de cuatro jureros (testigos falsos) que en aquellos tiempos de mapuches, se compraban por una libra de tabaco de contrabando, cosa que hoy en día también se hace pero teniendo que hilar bien delgadito los tinterillos en las audiencias de prueba". Prosigue Goycolea relatando que "Chompa" tenía un título sobre un predio cuyos linderos norte-sur eran "todo lo que la vista podía abarcar desde las orillas riberanas hasta las más altas cumbres y desde el río tal hasta la punta más saliente de la costa". Con dicho documento "Chompa" se decía dueño de todo Melipulli y se opuso al establecimiento de la colonia, a no ser que se le pagasen $ 10.000 en oro al contado. Pérez Rosales desechó la pretensión y Villarroel se dirigió a Santiago donde fue recibido por el propio presidente Montt, quien una vez examinado sus títulos le manifestó que si ayudaba al Agente de Colonización a instalar a los colonos se le daría una hijuela de terrenos sobrantes y otra para cada uno de sus hijos varones, oferta que, según Goycolea "más tarde fue cumplida al pie de la letra". Colonización alemana En abril de 1857 llegaron al valle de Chamiza las primeras familias de colonos alemanes que se dedicaron a la ganadería, avicultura, producción de leche y carne y a cultivos como la papa, remolacha, trigo, avena, lino y hortalizas. Entonces, según relatos del doctor Cristóbal Martin, el camino "sencillamente pasaba por la playa. Entonces se pasaba el río por un vado o haciendo nadar los caballos...El lago Chapo era desconocido. Los leñadores creían que era un mito. En 1889 varios jóvenes de la familia Berndt de La Chamiza, lo encontraron, venciendo los 20 kilómetros de distancia en varios días trepando y atravesando pantanos". Despensa de Puerto Montt Desde el inicio de la colonización, por su cercanía y fertilidad las chacras de los colonos se convirtieron en las proveedoras de las mesas puertomontinas: la producción de carne de vacuno, oveja, aves, cerdos, leche, mantequilla, quesos, cecinas caseras, carnes ahumadas; así como las hortalizas, frutas, papas: las frutas, especialmente manzanas y chicha, eran transportadas primero a caballo y en lanchas y botes, luego en carretones y finalmente en vehículos motorizados hasta Puerto Montt, donde los chamizanos adquirían sus artículos de primera necesidad como harina, azúcar, yerba, café: "los vicios", como se los denominaba. El gran obstáculo En los primeros años la única forma de atravesar el río era en botes, que los lugareños llamaban "chatas". Hacia 1900 se construyó un puente de madera que sirvió durante 14 años, pero que finalmente cayó y se lo llevó el río. Después hubo un servicio de balsa y a fines de la década de 1920 se comenzó a construir un puente de piedra y cemento, cuya terminación se apuró en 1929 con la llegada de la aviación militar, que trajo consigo también la contrucción del camino desde Chamiza a Puerto Montt pasando por Pelluco hasta la población Lintz (hoy calle Regimiento), camino que antes discurría peligrosamente por la orilla de la playa. La aviación La Escuadrilla de Anfibios Nº 1 (hoy Grupo de Aviación Nº 5) se creó el 27 de julio de 1929 y se estableció en Chamiza el 19 de noviembre de 1929 con la llegada de la primera bandada de aviones Vickers Vedette piloteados por el capitán y comandante de la Escuadrilla Modesto Vergara Montero y los tenientes Aníbal Vidal Silva, Jorge Batte Potts y Félix Schaerer Dabner. Desde entonces hasta fines de los años 1960, casi toda la actividad social y económica, deportiva de Chamiza y Coihuín tuvo su centro en la base aérea. Desde allí, la aviación nacional realizó un vasto programa de exploración y consolidación de las rutas aéreas hacia la Patagonia Occidental, Magallanes y Antártica Chilena; y simultáneamente puso en práctica un amplio plan solidario de colonización aérea y chilenización de Chiloé Continenetal y Aisén, que aún prosigue con igual o mayor intensidad desde la base de El Tepual. Escaramuza de guerra En 1932 se produjo en Chamiza el único hecho de armas que registra Puerto Montt, cuando la Junta Militar que entonces gobernaba el país ordenó al Ejército tomar la base aérea por la negativa del Comandante en Jefe Arturo Merino Benítez de reconocer a la Junta. En cumplimiento de esa orden, en la madrugada del 15 de septiembre de 1932 fuerzas del regimiento Caupolicán de VAldivia armados de ametralladoras y fusiles rodearon la base iniciándose intenso tiroteo. Después de 15 minutos el comandante Alejandro Schwerter accedió a parlamentar cuando ya había dos heridos de regular gravedad, por el peligro que corrían los moradores de las casas vecinas, entre ellas la de Adán Klein que tenía sus tejuelas perforadas. Club Aéreo En 1935 se creó en Chamiza el Club Aéreo de Puerto Montt que junto a la entonces estatal Línea Aérea Nacional se sumaron a las actividades de la base aérea, principalmente en cuanto a los objetivos de la colonización y chilenización aérea del sur del país. |
Los barrios de Puerto Montt
Por Cesar A. Sánchez Vera El nacimiento de Melipulli La ciudad de Puerto Montt tiene su origen en un decreto de 1851 que autorizaba al Agente de Colonización abrir un camino entre el seno de Reloncaví y la laguna de Llanquihue. El sector costero que linealmente se extiende entre el puerto y la antigua estación de ferrocarriles, era conocido como "playas de Cayenel"; en tanto de calle Seminario al norte recibía el nombre de Melipulli (cuatro colinas). El centro de irradiación urbana fue la plaza. Vicente Pérez Rosales, desde su cargo de Intendente, planificó y ejecutó el primer plano al tiempo que le asignaba nombre a las calles: Bello (Copiapó), Molina (Serena), Vera (Illapel), Enríquez (San Felipe), Oña (Quillota), Ercilla (O'Higgins), Pedro de Valdivia (San Martín), Chacabuco (Rancagüa), Curicó (Guillermo Gallardo), Ayacucho (Pedro Montt) y Yungay (Talca). Por su parte la parte baja de calle Huasco fue conocida como Mataverde. El barrio Cayenel En 1857 se encargó al teniente segundo de la Marina de Guerra, Francisco Vidal Gormaz, levantar un plano de la naciente ciudad señalando las medidas exactas de las manzanas, la superficie de los sitios, el ancho de las calles e indicando las áreas adyacentes aptas para el poblamiento. El citado cartógrafo determinó la formación de una nueva calle hacia el poniente; este nuevo sector recibió el nombre de Cayenel. Desde sus inicios presentó un carácter popular; allí se instalaron los herreros, mueblistas, carpinteros y modistas, en 1870 se levantó un tablestacado para evitar que las altas mareas inundaran la actual calle Antonio Varas; dicho tajamar, que terminaba en calle Valdivia, permitió la creación de un pequeño puerto utilizado por las numerosas goletas a vela procedentes de las islas cercanas. Al iniciase la construcción del ferrocarril (1905) un importante contingente de trabajadores se trasladó hasta nuestra ciudad convirtiendo al barrio Cayenel en el lugar predilecto de pensiones y residenciales. El "mercadito" en Andrés Bello con Antonio Varas, donde se mezclaban cocinerías y bares, le imprimió gran dinamismo al sector. En 1910 funcionaba el biógrafo "Parisina" y la mayoría de las imprentas, cuatro años más tarde la Empresa "Luz y Fuerza" instaló un generador para dotar de electricidad a noventa casas. En 1930 una ordenanza municipal determinó que el barrio Cayenel pasaría a llamarse "prolongación Antonio Varas". Angelmó Otro de los barrios antiguos que se encuentra aparejado a la fundación de Puerto Montt, es Angelmó. El origen de su nombre es aún motivo de discusión entre los historiadores locales; sin embargo una de las hipótesis lingüística nos indica que corresponde a una deformación del nombre Angel Montt, cuyo propietario cedió los terrenos para que se instalara una comunidad de indígenas, cuyo cacique era Francisco Millalonco, y que fue erradicada de las playas de Cayenel donde tenían su toldería unas treinta familias, todas ellas de avanzada edad. Hacia 1880 el sector fue parcelado y se convirtió en un segundo puerto, especialmente para los habitantes de Calbuco, Maillén y Guar. En 1930 el anónimo pintor Arturo Pacheco Altamirano comenzó a pintar la intensa actividad comercial haciéndola popular a nivel nacional e internacional. Bellavista Hasta el momento no existen estudios sobre las corrientes migratorias internas que llegaron a Puerto Montt, lo cierto es que al comenzar el siglo XX un importante flujo de campesinos decidió radicarse en la ciudad. Así, estas familias se ubicaron en la parte alta donde disponían de amplios sitios que les permitía tener huerta y arboledas, de tal forma conservaron gran parte de sus hábitos rurales. El sector fue conocido como Bellavista y sin duda su nombre se origina en la amplia panorámica del seno de Reloncaví que se visualiza desde sus cerros. En un plano regulador de 1920 el sector aparece con la denominación "chacras de Bellavista". La población Modelo En las dos primeras décadas del siglo XX un fuerte movimiento sindical posibilitó mejorar las condiciones de vida del proletariado nacional. En el gobierno de Juan Luis Sanfuentes (1915-20) se promulgó la Ley de Habitaciones Obreras destinada a dotar de viviendas dignas a los sectores más modestos. Según esto las Intendencias debían entregar terrenos fiscales para la construcción de poblaciones. El Intendente de la provincia de Llanquihue, don Lindorfo Alarcón Hevia entregó para tal efecto un amplio terreno pantanoso que colindaba con la propiedad de los padres jesuitas, y la Empresa "Brahm & Meersohn" se adjudicó la licitación. Las casas diseñadas eran de sesenta metros cuadrados con un amplio patio; para postular los obreros debían inscribirse con una cuota inicial de cincuenta pesos y adjudicado el beneficio cancelaban $ 25 mensuales por veinte años; un salario promedio fluctuaba entre los ochenta y cien pesos al mes. La nueva población llevó por nombre "Modelo" con lo cual se pretendía reconocer el esfuerzo económico y resaltar el carácter moral de los trabajadores. La devaluación de la moneda, a fines de los años veinte, convirtió las cuotas en cifras irrisorias favoreciendo a los propietarios. En 1921 comenzaron los trabajos, la primera tarea consistió en secar el área a la cual concurrían numerosas vertientes que en invierno formaban dos grandes lagunas. A fines de 1924 se entregaron las primeras casas, en calles que recordaban a prominentes políticos: Domingo Santa María, Balmaceda, Malaquias Concha, Luis Ross, Anibal Pinto. Chorrillos y Miraflores En 1886 fue nombrado Ingeniero de la provincia de Llanquihue el destacado profesional Victor Bordalí quien había perfeccionado sus estudios en Europa y era amigo del presidente José Manuel Balmaceda, desde su cargo tuvo una especial preocupación por adaptar la ciudad a los requerimientos demográficos. Confeccionó un detallado mapa de las propiedades tipificando el uso del suelo en: habitacional, agrícola, comercial e industrial, conceptos muy modernos para la época; junto con esto concibió el trazado de las calles Miraflores, Chorrillos y la extensión de Urmeneta dando origen a lo que posteriormente se conocería como el barrio del puerto. En la parte alta del cerro Miramar diseñó el primer paseo peatonal de nuestra ciudad aprovechando la hermosa vista de la bahía. Este sector intensificó notablemente su poblamiento en la década de 1930 cuando se instalan familias provenientes de Chiloé comenzando la parcelación de los grandes sitios; diez años después se inauguraba la población de Marina Mercante adquiriendo un sello de barrio portuario. El terremoto Al comenzar 1960 la ciudad registraba una población que sobrepasaba ligeramente las 30.000 almas y el sismo del 22 de mayo destruyó el 40% de la estructura urbana en tanto otro 20% presentaba un severo compromiso de deterioro. Las familias que quedaron sin hogar fueron instaladas en unas construcciones de emergencia que recibieron el nombre de "Barracones" y estuvieron ubicadas en los terrenos de la actual población René Schneider. Sin embargo, la Municipalidad no pudo dar respuestas a todos los necesitados, en consecuencia comenzaron las tomas terrenos para levantar casas de autoconstrucción; el primero de estos experimentos fue la población "22 de mayo"; posteriormente la ideologización política de izquierda hizo que aparecieran nuevos núcleos poblacionales con las mismas características: "Teniente Merino", "Colina", "Elias Lafferte" (hoy Bernardo O"Higgins), "Libertad", "Colina" y Pampa Irigoin. Los sectores de clase media (profesores, contadores, enfermeras, funcionarios públicos, pequeños comerciantes) dieron forma a las poblaciones "Kennedy" (1965), "Techo Para Todos" (1968), "Manuel Montt" (1969) y "Mirasol" (1971). PichiPelluco El proletariado culto de nuestra ciudad que no deseaba involucrase en las tomas de terrenos prefirió organizarse a través de los canales legales para convertirse en propietarios. En 1968 se iniciaron los trabajos de la futura población Pichi-Pelluco entregándose las primeras 240 casas en 1970, dos años después se construyó una segunda etapa. Estas habitaciones debían ser canceladas en un plazo de veinte años, pero una ley promulgada en 1974 condonó todas las deudas habitacionales de viviendas inferior a los cincuenta metros cuadrados y sus moradores recibieron los correspondientes títulos de dominio. Epílogo Han quedado en el tintero los barrios Lintz, "18 de septiembre" y "Chiloé" todos ellos conservan un sello provinciano, con la nostalgia del viejo Puerto Montt. En la actualidad se arman condominios con la velocidad y frialdad del viento sur, pero esas frágiles casas, hechas en serie y forradas con tablas de plástico, donde sus vecinos no se comunican, ni comparten las penas y alegrías de la vida, por el momento, carecen de historia. César Sánchez Vera, reconocido historiador local, en su lugar de trabajo en la Biblioteca Regional de Puerto Montt, ubicada en el edificio del Museo Juan Pablo II (primer piso). |
16 agosto 2006
Memoria Anual 2005
Una región y dos ciudades. Puerto Montt y Bariloche, una historia económica compartida.
Por Alejandro Torres.- La revista Pueblos y Fronteras ha publicado un artículo escrito por Laura Mendez donde describe las relaciones comerciales que recorrieron caminos de ida y vuelta entre las ciudades de Bariloche y Puerto Montt durante las décadas comprendidas entre 1890 y 1920. Este tránsito de mercaderías seguramente involucró costumbres y creencias de lo que fue una única región. Así lo prueban por ejemplo, los habitantes de Colonia Suiza quienes llegaron en 1895, provenientes de Chile, y domingo a domingo cocinaban Curanto, una comida que aprendieron a preparar del otro lado de la Cordillera. Transcribimos el artículo citado. Por Laura Marcela Méndez La “Conquista Militar” de la Patagonia organizada por el Estado Nacional Argentino y la “Pacificación de la Araucanía” emprendida por el Estado Chileno constituyeron una ofensiva letal para los pueblos originarios en las últimas décadas del S. XIX. Sin embargo, consolidada la ocupación militar, siguieron vigentes en el espacio cordillerano las formas económico-sociales heredadas de los pueblos indígenas- aunque con diferentes actores-, sobre todo las vinculadas al funcionamiento del área del Nahuel Huapi como parte de los circuitos económicos del sur chileno. En este período, que se inicia a fines de siglo XIX y perdura hasta la tercera década del siglo XX, puede observarse la consolidación de la ciudad de San Carlos de Bariloche como centro comercial, de acopio y abastecimiento, de un extenso territorio que incluyó la zona andina norpatagónica del actual territorio de Río Negro y Chubut, así como la meseta rionegrina. Un conjunto de decisiones políticas y económicas contribuyeron a su centralidad, en concordancia con su estratégica ubicación- que permitía la comunicación todo el año con Chile vía paso Pérez Rosales-, la producción ganadera y de lanas en el área rural y la instalación en ésta de casas comerciales dedicadas a la exportación con puertos chilenos y europeos. La consolidación de Bariloche como polo dinámico de intercambio comercial estuvo, desde su inicio, ligada a dos personas, un lugar y una empresa: Carlos Wiederhold y Federico Hube, la ciudad chilena de Puerto Montt y La Compañía Comercial Ganadera Chile Argentina, delinearon el perfil económico y social de la región del Lago Nahuel Huapi. Lo que sigue es la historia que explica como y porqué dos espacios-separados por una cordillera- constituyeron entre 1890 y 1920 una misma región. El comienzo: Puerto Montt, Carlos Wiederhold y Federico Hube Finalizada la campaña militar en el Nahuel Huapi se estableció, en 1883, sobre la costa del río Limay el Fortín Chacabuco y a partir de él, comenzaron a poblarse las zonas próximas al río y al lago Nahuel Huapi, en su mayoría por pobladores de origen germano-chileno, provenientes de la zona de Llanquihue. En 1902 el gobierno nacional, a través de un decreto de su presidente Julio A. Roca, fundó la Colonia Agrícola Ganadera del Nahuel Huapi, dándole así identidad jurídica a un conjunto poblacional que venía nucleándose desde 1895 A partir de entonces, y como lo había sido en los años anteriores a la razia militar, las relaciones mercantiles con Chile continuaron y se incrementaron, debido a las grandes distancias y a la dificultad de las comunicaciones con otros puntos del territorio argentino, a la carencia de políticas económicas estaduales que propiciaran la integración de la región del Nahuel Huapi al mercado interno, a la complementariedad de las economías regionales de la norpatagonia y el sur chileno, y a la posibilidad de afianzar un tráfico comercial con Chile rápido y posible durante todos los meses del año Hacia fines del siglo XIX, existían tres formas para trasladarse a Chile, dos de ellas terrestres y una lacustre. Por vía terrestre, uno de los pasos utilizados era el del río Manso, que nace en las laderas occidentales del Cerro Tronador, vira al oeste y desemboca en el Pacífico. Siguiendo su cauce es posible cruzar la cordillera, existiendo documentación que acredita que ya en 1854 el cacique tehuelche Sinchel arrió mil vacas desde Chubut a la colonia del lago Llanquihue y a partir de 1884 frecuentemente se trasladaba ganado desde Argentina hacia Chile. Ese fue el paso empleado por la Compañía Frigorífica de Cochamó, poseedora de grandes extensiones de tierras en el Chubut y exportadora de ganado mayor y ovinos. El otro paso empleado fue el paso terrestre Puyehue descubierto en 1890 por los chilenos José Tauschek, Bernardo Azocar y Federico Ide, que comunicaba a la región con las ciudades chilenas de Osorno, Victoria y Valdivia. El llamado camino de la Suiza Sudamericana era el Paso Pérez Rosales, ruta cordillerana lacustre por la que se iba desde San Carlos de Bariloche a Puerto Varas. Este paso también se denominó “De los Lagos”, ya que para cruzar la cordillera era necesario navegar el Lago Nahuel Huapi, el Lago Frías, el Lago Todos los Santos y eventualmente el Llanquihue. El trayecto de mercaderías y personas se iniciaba en vapor por el Nahuel Huapi hasta Puerto Blest, de allí en bote hasta Puerto Alegro; desde el lago Frías a la Casa Pangue a lomo de burro. De Casa Pangue en coche -cuando los hubo- o a caballo hasta Peulla. Al día siguiente en vapor por el lago Todos Los Santos hasta Petrohué, de allí en auto o caballo hasta Ensenada y nuevamente en barco a través del lago Llanquihue, hasta Puerto Varas, donde empezaba el último tramo por tierra. Esta ruta fue la utilizada para la comunicación con la ciudad portuaria de Puerto Montt. Esta ciudad, fundada el 12 de febrero de 1853, fue el destino más importante de las producciones del Nahuel Huapi, sobre todo en articulación con la actividad comercial de ultramar. En 1894 Carlos Wiederhold instaló en Puerto Montt la casa comercial “Carlos Wiederhold y Cía.”, Con planes de expandir su actividad comercial se trasladó al Nahuel Huapi, acompañado de su hermano y del chilote Antonio Millaqueo. En el Gran Lago, los hermanos Carlos y Germán Weiderhold inauguraron el 2 de febrero de 1895 su modesta casa comercial llamada “La Alemana” primero y “San Carlos” después, en lo que hoy es el casco urbano de la ciudad. Weiderhold vio la posibilidad de proveerse de mercadería europea que procedía de Hamburgo a través de la línea de navegación más importante de la época -el “Cosmos”- que surcaba el Estrecho de Magallanes. La mercadería era recibida por su firma comercial establecida en Puerto Montt, desde donde la transportaba la mercadería a Bariloche. Así, se estableció con Chile un comercio –principalmente vía lacustre- organizado de la siguiente manera: las poblaciones argentinas daban salida a los productos naturales, mientras que Chile proveía a los pueblos cordilleranos de productos manufacturados europeos, estableciéndose una triangulación mercantil entre Bariloche- Puerto Montt- Hamburgo. Desde el Nahuel Huapi se exportaban principalmente lanas y ganado en pie, provenientes del Nahuel Huapi y del oeste del Chubut, tal cual lo relató Francisco Moreno, asiduo viajero a la región de los lagos, “el comercio de lanas, cueros, cerda, papas, queso, manteca y otros productos menos importantes permite despachar una embarcación quincenal a Puerto Blest, productos que son transportados en tres días a Puerto Montt, mientras que para llevarlos a Viedma se requería un mes y más...” La ubicación estratégica de la ciudad de Puerto Montt la convirtió desde su fundación en un puerto comercial que recibía productos manufacturados europeos, incluidas maquinarias agrícolas, sobre todo de origen alemán, y enviaba a Europa frutos del país, carnes congeladas y lanas argentinas. Los primeros registros de exportación datan de 1882. En ellos figuran como los dos principales destinos Alemania y Perú, siendo los productos exportados madera, mantequilla, aguardiente, carne salada, suelas, conservas, cervezas y queso. Desde el puerto de Trumao, salían productos agrícolas como trigo, charqui, crin, lingue, lana, grasa, manteca. Otro comercio importante era el de animales en pie que, arribados desde la norpatagonia argentina- salían para el norte del territorio chileno. En julio de 1899 se constituyó en Puerto Montt la sociedad comercial “Hube y Achelis”, que exportaba materias primas a Europa y compraba manufacturas procedentes de los puertos de Hamburgo y Bremen. La “Hube y Achelis”, que también se dedicaba a comunicar a toda la región a través del cabotaje por el río Maullín y el océano Pacífico, era propietaria de extensos territorios en el sur de Chile y Argentina. En la región del Gran Lago, compró todas las propiedades que poseía Carlos Weiderhold, transformándose en su heredera comercial. Rodolfo Achelis, accionista de la importante empresa naviera Roland Linie fue quien, junto a Federico Hube, consolidó la incorporación de la región del Nahuel Huapi en el circuito comercial. La primera transacción está fechada en junio de 1900, consignándose una exportación al Nahuel Huapi de 4.018 bultos de mercadería, en su gran mayoría de origen chileno: Vinos, fideos, frijoles, cervezas, harinas, mantecas y conservas. En ese año se recibieron desde la región del Gran Lago 4.347 sacos de lana sucia de oveja, 10 sacos de crin, 10 sacos de cuero de guanaco, 10 cajones de plumas de avestruz y 77 atados de cueros ovejas. A partir de 1904, el vapor Niko, de la Compañía de Navegación Cosmos con sede en Hamburgo, procedente de los puertos del Norte, llegó a Puerto Montt especialmente contratado por la empresa Hube y Achelis, que tenía 1064 bultos listos para su exportación. Otros comerciantes locales también aprovecharon el viaje para mandar sus productos a Europa. La empresa de Federico Hube y Rodolfo Achelis exportó en esa instancia 499 barriles de miel, 329 fardos de lana, 74 barriles de cera, 45 cueros salados, quesos, alerce y manihue. En 1910, debido a la magnitud de las operaciones comerciales, la Cosmos decidió emprender viajes directos Hamburgo- Bremen- Puerto Montt, con una frecuencia de un vapor cada 6 semanas . La empresa comercial y ganadera Chile –Argentina fue elegida entonces como agente consignatario de la compañía de navegación. Si bien nos resulta imposible cuantificar el tráfico de ganado y lanas del Nahuel Huapi a Puerto Montt en este período, por la falta de registros aduaneros y de guías de traslado de animales, el trabajo en archivos chilenos, nos permitió identificar a través de la prensa regional del sur de Chile, el impacto que la producción del Gran Lago produjo en el mercado consumidor chileno y en la actividad comercial puertomonttina. ¿Era legal el intercambio comercial entre ambas regiones? En el primer lustro del siglo XX se dirimieron las cuestiones vinculadas a cómo considerar por parte ambos estados nacionales a las relaciones comerciales y económicas entre grupos argentinos y chilenos. En el caso específico de la región del Nahuel Huapi luego de una investigación a partir de una denuncia que por contrabando se le formuló a Federico Hube, por entonces, además de empresario, cónsul argentino en Puerto Montt, el problema de solucionó con la disposición del Presidente Julio A. Roca del 23 de agosto de 1904, que decretó zona libre de derechos aduaneros a toda la región del gran Lago. Por disposición de Roca se declaró zona libre de derechos aduaneros en el territorio del Río Negro, a todo el departamento de Bariloche y la parte occidental del departamento 9 de Julio. Entre los argumentos esgrimidos para avalar esta resolución figuraban: “Vista la presentación de los señores Hube y Achelis pobladores de la parte occidental del Río Negro, pidiendo para esa región las mismas libertades de que, para canon de Aduanas gozan los territorios limítrofes del Chubut y Neuquén y atento lo informado por la Inspección de Aduanas y teniendo en cuenta que aparte de que por razones de conveniencia pública, para fomento de esas localidades conviene definir a lo pedido, en nada se perjudica al comercio general, desde que por la distancia y condiciones que la rodean no pueden importarse mercaderías de contrabando en los territorios de la Pampa Central o de la provincia de Buenos Aires que disponen de Administraciones de Renta.” Esta resolución, que a primera vista pareciera contradictoria con la idea de fortalecer las fronteras nacionales, debe comprenderse en el contexto posterior a los Pactos de Mayo, que signaron la cooperación bilateral y la decisión de los estados argentino y chileno de resolver pacíficamente las cuestiones de límites aún pendientes. . También, con seguridad, aportó a la decisión el hecho que, el Presidente de la Nación firmante de la concesión, estaba emparentado con la familia Uriburu- Castells, propietaria de amplias fracciones de tierra en territorio neuquino, las que fueron compradas por los socios de la compañía chilena. La connivencia de intereses entre destacadas familias de la burguesía chilena con sus pares de Argentina fue, sin duda, avalada por el poder central y demuestra la articulación entre parentesco, negocios y la posición social de ambos grupos. (Bandieri, 1999). En su discurso de cierre del informe de la Chile Argentina como director gerente, Federico Hube consideró a este decreto presidencial como “el principio de la unión comercial después del arreglo de límites y confraternidad entre las dos repúblicas, al amparo de lo cual se formará un dilatado progreso en esas regiones, casi del todo inhabitadas hasta hoy.” En síntesis, desde fines del siglo XIX y hasta las dos primeras décadas del siglo XX, el principio que primó fue el de “cordillera libre”, salvo en los casos de imposición de medidas proteccionistas por parte del gobierno chileno, ante las que el gobierno argentino respondió con un gravamen al ganado chileno que habitualmente invernaba de este lado de los Andes. En la región del Nahuel Huapi – al igual que en zonas de territorio neuquino y el paso de El Manso, del norte de Chubut- al no tener una aduana habilitada- los intercambios se realizaban sin ningún tipo de control, ya que era imposible exigir a los comerciantes el trasladarse cientos de kilómetros en busca de una receptoría aduanera para pagar impuestos. La Compañía Comercial y Ganadera Chile Argentina y la triangulación Bariloche- Puerto Montt- Hamburgo. Las sociedades de capitales chilenos o germano-chilenos que participaron de las actividades económicas de la norpatagonia argentina en las primeras décadas del S. XX. tuvieron como objetivo central poner en producción y comercialización en los mercados chilenos, así como su transformación y posterior exportación, la producción (lanas, cueros y ganado en pie) extraída en territorio argentino. Tal es el caso de la compañía Chile-Argentina, que constituye un caso paradigmático por la magnitud de sus inversiones y negocios, inusuales para la zona y para la época. Sus operaciones económicas a escala regional y patagónica impactaron en San Carlos de Bariloche, marcando el ritmo de las prácticas sociales y económicas de la región del gran lago por casi dos décadas. Esta sociedad llegó a ser la poseedora de la mayor superficie de tierra concentrada por un solo dueño en territorio neuquino, de 419.737 hectáreas (Bandieri, Blanco:1998,64), a través de la adquisición en bloque de un conjunto de tierras colindantes entre sí, compradas directamente a sus propietarios - quienes a su vez las habían recibido como concesiones a colonizar por el estado argentino-, o adquiridas por medio de otras sociedades, a través de la fusión o la compra de tierras a éstas. También arrendó otras 162.000 hectáreas de diversos propietarios en territorio rionegrino, centralizando la administración de la parte ganadera en la estancia Chacabuco, donde residía el coronel del ejército alemán barón von Reichnacht. Este conjunto de estancias que constituyeron una única unidad de producción. En la región del Nahuel Huapi el interés de la “Chile Argentina” fue principalmente comercial y su objetivo radicó en habilitar un puerto que recibiera y enviara mercaderías de Chile y que distribuyera éstas en las sucursales menores que la Compañía –alrededor de 14- poseía en el interior del territorio de Río Negro. En el año 1904 la Sociedad era propietaria de los vapores “Cóndor” en el Nahuel Huapi y “Tronador” en el lago Todos Los Santos, además de numerosas lanchas que secundaban los traslados. Poseía propiedades en Puerto Varas, Frutillar, Puerto Ensenada, Lago Todos Los Santos, y Puerto Peulla. Más de 100.000 ovejas y algunos miles de vacunos, y una variada existencia de mercaderías en Puerto Montt y en todas las sucursales de Chile y Argentina, la definían como la compañía más poderosa que haya existido hasta entonces. La importancia que adquirió esta actividad comercial hizo que en 1905 el gobierno chileno nombrara su primer cónsul en el Nahuel Huapi mientras que, sin éxito, los pequeños comerciantes argentinos continuaban quejándose a las autoridades nacionales porque no podían competir con semejante emporio. En el Gran Lago, la Chile Argentina, proveyó a la región de insumos básicos para la subsistencia, concentró las actividades comerciales, la propiedad de la tierra, la posibilidad de trabajo de los habitantes, el poder político de las Comisiones de Fomento, y tuvo influencia, sin duda, sobre la policía local, el juzgado de paz y la educación, ya que era quien proveía de los edificios para que estas instituciones funcionaran y muchas veces, era ella quien pagaba los sueldos de los empleados públicos. Los relatos de viajeros y las impresiones de los visitantes, sumado a la opinión de funcionarios oficiales y vecinos, nos permiten vislumbrar cómo la Chile-Argentina influyó sobre la vida pública en el proceso de formación del núcleo urbano y la colonia agrícola -pastoril. En 1905, un viajero alemán – del que desconocemos nombre- fue invitado por el director de la Compañía, a conocer la casa central de Puerto Montt y su sucursal en el Nahuel Huapi. Según las impresiones del visitante: ” Aquí (en Puerto Montt) se puede comprar de todo tipo de mercaderías como: Artículos de almacén, artículos de lujo, relojes, artículos de oro, géneros, botas, capas de agua, ponchos, artículos de ferretería, pianos, Polyphons; al igual que arados y máquinas trilladoras... En la sección de exportación hay una bodega en que se almacenan: Mantequilla, barriles de miel, (...) lo que en parte se envía a Valparaíso y parte se exporta. En otro galpón se almacena lana, que se trae en sacos desde Argentina y se enfarda para ser enviada a Europa. (La sociedad posee) una Casa Comercial en San Carlos de Bariloche y más de 350.000 hectáreas de tierra para labranza y ganadería en su estancia de San Ramón en las cercanías del Limay, la que está poblada y da buenos resultados. Además arrienda 162.500 hectáreas de terreno. Para el transporte en la Cordillera posee la Sociedad 31 carretas, 230 bueyes y 130 caballos y mulas, lo que seguramente no será suficiente en poco tiempo más, ya que rápidamente aumenta el transporte de mercadería. La dirección de la Sociedad como también los empleados son todos alemanes y los obreros chilenos.” Jules Huret , un periodista y escritor francés, también dejó testimonio de su paso por Bariloche en la década del diez: “Me quedaba por ver en San Carlos la “tienda” de la sociedad chileno-argentina que, con la hostería, es el lugar más animado del pueblo. Es una especie de gran bazar que tiene de abacería, quincallería, farmacia, perfumería, y estando perfectamente adaptado a las necesidades de estas comarcas y en donde se ven instaladas las “fruslerías” de fabricación alemana. Se venden arañas, lámparas, camas de hierro, arneses, sillas de montar, herramientas, juguetes alemanes, champagne en cajas, conservas, espuelas y estribos, correas, máquinas agrícolas, así como ropas de hombre y de mujer. ” Explicaba Huret el circuito comercial, a partir de la triangulación Bariloche- Puerto Montt- Hamburgo: “Uno de los principales negocios de esta sociedad consiste en comprar en sus almacenes la lana del ganado de la región, pagar su valor en mercancías y expedirla a Chile para su exportación a Europa. Igual criterio se seguía con la miel, la cera, la manteca y el ganado mismo que se cambiaban por paños, telas, artículos de mercería, abacería y quincalla y máquinas agrícolas. Con respecto del establecimiento de los valores para la realización de estos “trueques”, los comisionistas y fabricantes de Hamburgo remitían cada tres meses las listas de precios y catálogos de los productos, lo que facilitaba las transacciones.” A manera de epílogo. Crisis y declinación del circuito mercantil Como hemos expuesto, en la región del Lago Nahuel Huapi entre 1880 y 1920 se conectaron las historias de espacios circundantes al Gran Lago, como el núcleo urbano de San Carlos de Bariloche, y otros espacios sociales más alejados como lo son puertos y ciudades chilenas del sur, en especial la ciudad de Puerto Montt. Estos espacios sociales conformaron un complejo sistema de intercambios y redes comerciales y sociales integrado a las posibilidades y demandas del mercado chileno y ultramarino. La actividad comercial posibilitó en el espacio regional procesos de acumulación, concebida éste en un sentido amplio que incluye moneda circulante, inmuebles, unidades mercantiles y productivas-y, en el caso de algunas, sociedades, como la Compañía Comercial y Ganadera Chile Argentina, la compra y venta de tierra, la que, por aumento constante de su precio, resultó una muy buena estrategia de inversión. La Chile-Argentina fue un claro ejemplo de la modalidad de inversión de los capitales chilenos en la región- a las inversiones en tierras se le sumó la actividad comercial-. La “Compañía” se convirtió en la más importante del espacio regional, debido a su articulación con las burguesías locales y su rol de compradora de materias primas y proveedora de insumos, trabajo, vivienda y posibilidades de crecimiento individual. El análisis de sus actividades nos permitió observar cómo las prácticas económicas influyeron en las redes sociales e impactaron en las decisiones políticas que, a pesar de un discurso nacionalista instalado como oficial en el siglo XX, permitieron e incentivaron el desarrollo de las inversiones chilenas en la zona andina. Este circuito comercial entre Bariloche, Puerto Montt y el mercado europeo se mantuvo vigente hasta el inicio de la primera guerra mundial, acontecimiento que, en convergencia con otros factores, inicia un proceso de declinación de las prácticas mercantiles a ambos lados de la Cordillera de los Andes. La Primera Guerra Mundial desatada en el escenario europeo en 1914, generó la brusca caída de los ingresos de aduana y la paralización de las actividades de las empresas Roland Linie y Cosmos. En octubre de 1914 el ingreso aduanero en Puerto Montt fue, debido a la contienda, 20 veces menor que en el mes de septiembre de ese año. La compañía comercial y ganadera Chile-Argentina inició entonces un proceso de liquidación y la comunicación con el Nahuel Huapi vía paso Pérez Rosales comenzó a restringirse. La llegada del ferrocarril a Puerto Montt y el final del la Gran Guerra, produjeron sobre finales de la década de 1910 un reacomodamiento de las actividades económicas y los circuitos mercantiles entre el Gran Lago y la zona sur chilena, profundizando el proceso de aletargamiento de los intercambios que culminará prácticamente con su desaparición, hacia la década de 1920. Fue precisamente en 1920, cuando el Estado Argentino dispuso la creación de una aduana nacional, que dificultó las exportaciones argentinas al encarecer los productos, los que debían empezar a pagar impuestos. En diciembre de ese año, en plena crisis ganadera producto de la post-guerra, se instaló en San Carlos de Bariloche, una “Receptoría de Rentas Nacionales”. Ésta no fue la única aduana creada en estos años, sino una de las muchas que se inauguraron en el país en pos del objetivo de centralizar el control en Buenos Aires y establecer una estricta política oficial para evitar cualquier evasión, ya que la aduana era la mayor fuente de ingresos del Estado Nacional . La aduana fue recibida por algunos medios de comunicación con beneplácito al concebirla como un signo de argentinidad, mientras que otros vieron en esta decisión un nuevo factor de acrecentamiento de la crisis económica, ya que inevitablemente, aumentaría el costo de vida en el espacio regional. El diario la “Nueva Era”, por ejemplo, fustigó la medida sosteniendo que lo que hacía falta en el oeste del territorio rionegrino no era una aduana, sino destacamentos policiales y medidas que fomentaran la explotación racional de las producciones locales par su comercialización. Con respecto a la receptoría sostuvo que “ se espera que el contralor aduanero sea ejercido en forma discreta para no trabar el desarrollo comercial o agravar las condiciones de vida de la comarca...” De tenor similar fueran las expresiones vertidas en el periódico “Río Negro”, “ No se nos oculta que si se aplica con vigor la vigilancia en las regiones andinas, se encarecerá la vida para los moradores del límite andino. Y nos preguntamos: ¿no sería más sensato y patriótico que antes se diera a estos pobladores facilidades para sus contactos con las vías del ferrocarril y los puertos?. Más allá de las demandas y las quejas de la prensa y los pobladores, la aduana de Bariloche siguió funcionando. El impacto que produjo en el Gran Lago fue muy importante para la dinámica de los circuitos mercantiles regionales y para la vida cotidiana de los moradores del Nahuel Huapi. La decisión política de crear un resguardo aduanero significó la estocada final para la región económica de San Carlos de Bariloche y Puerto Montt vinculada por sólidos circuitos comerciales. La coyuntura política y económica de los años 20 a ambos lado de la Cordillera de los Andes, marcó la agonía de un Bariloche agrícola--ganadero y comercial vinculado estrechamente al pueblo chileno del sur, quien durante más de veinte años le proveyó de capital, mercaderías y sobre todo, población. |
14 agosto 2006
Con ganas de seguir hurgando en el pasado concluyó Congreso de Historia en Cochamó
Por Wladimir Soto Cochamó es un singular poblado ubicado en la comuna del mismo nombre situado al sur-este de la Provincia de Llanquihue. Lo que impresiona a la vista es como se abre el Estuario de Reloncaví, que toca a la Cordillera de los Andes, donde la nieve es la muestra de una era en que dominaba el hielo. A la distancia está la localidad de Sotomó, Río Puelo, mientras el Volcán Yate aprecia el ritmo tranquilo de las naves que salen del pueblo de Cochamó, formado en 1902 , con sus calles, en las cuales circulan sus pobladores disfrutando el patrimonio de su aire puro y la persistencia de su lucha por vivir, reflejada en sus construcciones que tienen la fuerza de sus primeros colonizadores. EL CONGRESO En la mañana del jueves 9 de marzo en la Biblioteca Municipal, la memoria se hizo presente con la realización del I Congreso de Historia en la comuna de Cochamó, teniendo como lema “Descubriendo nuestra identidad”. La jornada contó con el apoyo de la Municipalidad de Cochamó y un gran respaldo de público, que llenó la sala habilitada para este encuentro. A las 10:30 horas partió el encuentro con el saludo de la coordinadora de esta actividad cultural, la cientista política Yesenia Sepúlveda. Posteriormente el alcalde de la comuna, Carlos Soto Sotomayor, recalcó la importancia de este congreso para que sirva de guía a sus habitantes y a los turistas de esta zona, en la tarea de rescatar la historia de los pobladores de Cochamó. Cerrando la inauguración el grupo folklórico local “Aguas saladas”, -que tiene cerca de 27 años de trayectoria y 10 integrantes y con presentaciones en festivales nacionales y de Argentina-, entregó piezas que recuerdan con sus canto, los paisajes de esa región austral. PONENCIAS La primera ponencia la ofreció el abogado Carlos Olguín, que llevaba por título “Cartografía del hidrógrafo don José de Moraleda y Montero en la comuna de Cochamó ”. En ella hizo un interesante recorrido por la evolución de este territorio desde el siglo XVI hasta la actualidad, estableciendo las dinámicas del tránsito de los españoles con sus diversas expediciones, los hitos del paso de Cochamó de ser un área periférica de influencia político-administrativa de Chiloé hacia la dependencia de Puerto Montt en el principio del siglo XX; y el impacto de la apertura del camino, con la llegada de los turistas, de la que aún no podemos apreciar su real impacto social. La segunda intervención denominada “La ruta del deseo: Vida del misionero Juan José Guillermo ”, realizada por Wladimir Soto, antropólogo, era una biografía de este misionero del siglo XVIII, que cumplió un importante rol en la misión jesuita de Nahuelhuapi y que redescubrió el camino de Bariloche, siendo muerto por los indios Puelches temerosos de la vuelta de las expediciones esclavistas hispanas. A mediodía, se hizo una recepción a los invitados del congreso con un cóctel en su honor, en la acogedora sede de la FEPAER [Federación de Pescadores Artesanales del Estuario del Reloncaví], integrada por siete sindicatos del rubro, en el cual los productos del mar reinaban. SEGUNDA PARTE A las dos de la tarde se reinició la jornada con la presentación del Director de la Escuela de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales de la Universidad San Sebastián de Puerto Montt, Pablo Fabrega Zelada, que de una manera dinámica presentó el tema “Métodos y técnicas para la historia oral”. Una interesante visión desde los orígenes de esta metodología de las ciencias sociales en la década de 1940 en Estados Unidos, sus debilidades y fortalezas, demostrando ser una herramienta indispensable en lugares donde no hay más documentos que la voz. Para finalizar el congreso, el historiador Sergio Millar, entregó su ponencia la “Historia de los primeros aviones que sobrevolaron la Patagonia Chilena”. Con una rica muestra fotográfica, a partir de los primeros aparatos aéreos que volaron este sur hasta el día de hoy, fue un deleite del público y un regalo para las miradas soñadoras de los niños que se encontraban en el recinto. Como conclusión de este primer congreso de historia de Cochamó, los organizadores y los residentes del sector, están decididos a continuar con esta iniciativa; construir su propia organización para trabajar por la preservación y el enriquecimiento de su historia y rescatar los testimonios de la gente de esta región como una fuente de incalculable valor cultural. |
13 agosto 2006
Fotografía Fundación del CEPH
Breves biografías de algunos de nuestros miembros
Publicamos a continuación algunas breves biografías de parte de nuestros integrantes. Cesar A. Sánchez Vera Profesor de Historia Universal y Geografía General de la Universidad de Chile. Ha ejercido la docencia en liceos de Puerto Montt y Universidad de los Lagos. Por quince años consecutivos ha divulgado la historia de Puerto Montt a través de sus reportajes en el diario “El Llanquihue”. Igualmente es autor de dos agendas históricas de la ciudad y coautor de los textos “Melipulli en imágenes” y “Puerto Montt 150 años”. Dos veces ha recibido el primer premio en los concursos organizados por la I. Municipalidad de Puerto Montt “Una historia para Puerto Montt”. Es miembro de la Sociedad Chilena de Historia y Geografía. Actualmente se desempeña en el Museo Regional de Puerto Montt. e-mail: cesarsanchezvera@hotmail.com Juan Carlos Velázquez Torres Profesor de Historia y Geografía (Universidad de Chile). Miembro co-fundador del Centro de Estudios del Patrimonio Histórico de la Provincia de Llanquihue (CEPH). Columnista del diario “El Llanquihue” desde 1991, es autor de crónicas, reportajes y artículos sobre temas referidos a la historia de Puerto Montt. También es autor del libro “Crónicas del Sur del Mundo”, editado por el diario “El Llanquihue”, en conmemoración de los 150 años de la fundación de Puerto Montt. Actualmente desarrolla su labor docente en el Instituto Alemán de esta ciudad. e-mail: melipulli2004@hotmail.com Sergio Millar Soto Nació en Puerto Montt pero gran parte de su infancia y adolescencia la vivió en Coyhaique, ciudad en la cual se interesó por los estudios históricos. Publicó el libro “La Conquista de Aysén”. Radicado nuevamente en Puerto Montt, profundizó en la historia aérea del sur de Chile con el libro “Caballeros del aire austral” y “De Alaska al Cabo de Hornos”. El aporte de estos textos al conocimiento de la evolución y el desarrollo aéreo local, fue reconocido por la FACH, otorgándosele una medalla por mérito intelectual. Con estudios en Administración Publica, ha sido redactor del diario “El Llanquihue” con una variada gama de artículos y reportajes de historia local. Ha participado en los Congresos de Historia con diversos temas, entre ellos "Evolución político-administrativa de Puerto Montt y de su territorio jurisdiccional". e-mail: sergiomillar1@hotmail.com Wladimir Soto Cárcamo Antropólogo y Magister en Ciencias Sociales. Se ha destacado por su intensa actividad académica organizando encuentros literarios y de historia en la ciudad de Puerto Montt y Valdivia. Actualmente Ha trabajado como columnista en diarios electrónicos, lo que igualmente ha desarrollado en el Diario “El Llanquihue”. Entre sus obras están la novela de ciencia ficción “Los círculos en el agua” y su poemario “ El otro lado del muro”. Sus investigaciones se encuentran centradas en el aspecto social y político de Puerto Montt y de la Provincia de Llanquihue. Uno de estos trabajos fue publicado en el libro del Primer Congreso de Historia de Puerto Montt, editado por la Universidad de Los lagos, y que lleva por titulo “Fuentes para el estudio de las culturas indígenas entre el Río Bueno y el Canal de Chacao ( 1544-1767)”. e-mail: puralla@gmail.com Alejandro Torres Guerrero Nacido en Santiago pero desde los 3 años de edad residente en Puerto Montt, es un destacado coleccionista e investigador de “Fotografías Patrimoniales de Puerto Montt”. Cuenta con el mayor Archivo conocido de fotografías antiguas de la ciudad, con el cual ha podido descubrir y entregar nuevos antecedentes históricos acerca del desarrollo y crecimiento que ha tenido Puerto Montt desde que fuera fundado. Es poseedor además de un extenso Archivo de fotografías antiguas de la provincia de Llanquihue, de un Archivo de postales y fotografías de la ciudad de Santiago y últimamente está formando un Archivo de fotografías de Balnearios Marítimos de Chile. Ha realizado diversas exposiciones con su colección, y ha participado con sus imágenes en diversas Charlas locales. Una participación destacada ha tenido en los últimos tres Congresos de Historia realizados en la ciudad. Ha colaborado con sus fotografías en diversas publicaciones, tanto nacionales como extranjeras; en medios de comunicación escritos (especialmente prensa); en publicaciones multimediales y en diversos sitios web. Por otro lado, en el área filatélica, se ha especializado en la investigación de la Historia Postal de Puerto Montt, de la cual posee una de las mejores y más completa colección de cartas, sobres, sellos y otras especies postales usadas y despachadas desde la Oficina de Correos de la ciudad desde que fuera creada en la década de 1860. En esta área, ha ocupado diversos cargos directivos en Centros Filatélicos a nivel nacional, siendo actualmente Director en el Centro Filatélico y Numismático de Puerto Varas. Ha escrito sobre la materia una buena cantidad de artículos y ha participado igualmente en innumerables exposiciones en diferentes ciudades del país. Algunos Artículos en prensa sobre Alejandro Torres: * Una mirada al pasado en Postales Antiguas * Un viaje al pasado de Puerto Montt * La historia en una estampilla * Exposición Filatélica e-mail: atorres.pm@gmail.com Braulio Velásquez Muñoz Nació en Chiloé, pero a muy temprana edad se trasladó a Puerto Aysén donde cursó sus primeros estudios. Posteriormente ingresó a Carabineros de Chile, acogiéndose a retiro como Suboficial Mayor, el grado más alto dentro de su escalafón. En el trascurso de su vida profesional ha cumplido misiones de exploración geográfica en la Provincia de Palena y en la Undécima Región. Ha escrito diversos reportajes publicados en el diario “El Llanquihue”, y obtuvo una destacada participación en el Primer Congreso de Historia con el tema "Presencia Policial en la vida de Puerto Montt". Ha participado en programas de radio con su sección "Efemérides de Puerto Montt" y en varios Seminarios locales con diversas temáticas. Y nuestro juvenil y nuevo integrante: Armin Alfredo Barría Sóldan: Jóven puertomontino, apasionado por la historia local. Actualmente cursa el tercer año de enseñanza media en el Liceo Andres Bello. Ganó el primer lugar en el concurso regional de "Historia de Barrios" con su trabajo "Manuel Rodriguez Barrio de Identidad Memorias y Sacrificios", que trata de los hechos acaecidos en "Pampa Irigoin" el 9 de Marzo de 1969 en nuestra ciudad. Además obtuvo el tercer puesto en el torneo de debate regional interescolar, con una destacada participación y con las mejores calificaciones individuales por parte del jurado en dicha ocasión. Sus investigaciones se centran principalmente en la historia de los barrios de Puerto Montt. Este año 2006 nuevamente participará en el concurso regional Historia de Barrios, organizado por la Universidad San Sebastián, donde presentará la historia del sector de Angelmó. e-mail: armin.barria.soldan@gmail.com |