En el marco del "Día del Patrimonio" en el mes de Mayo de este año, la Dibam (Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos) organizó un gran concurso a nivel nacional denominado “Yo hago Patrimonio”, para lo cual era necesario enviar una fotografía relacionada con el tema. Las fotografías seleccionadas formarían parte de la Exposición del mismo nombre, las que serían expuestas en gran formato en la Plaza de Armas de Santiago frente al Museo Histórico Nacional a partir del 14 de Septiembre. Se recibieron innumerables fotografías de todo Chile, siendo elegidas 35 imágenes. Para el primer lugar fueron escogidas 3 fotografías; en el segundo lugar se eligió una, y lo mismo para el tercer lugar. Además hubieron 8 fotografías que recibieron menciones honrosas. Dentro de las 35 imágenes elegidas para la exposición, una de ellas correspondió a la fotografía enviada por nuestro socio Alejandro Torres (ver foto más abajo), quien forma parte de la directiva del CEPH (Tesorero) y quien posee una excelente colección de Fotografías Patrimoniales de Puerto Montt desde las primeras conocidas. Felicitaciones Alejandro !!! por la acertada elección de tu fotografía, que representará dignamente a la ciudad de Puerto Montt en tan loable concurso nacional. Pueden leer el artículo completo en el sitio web de la Dibam, como así mismo visualizar todas las imágenes elegidas para la Exposición: Ver artículo y fotos seleccionadas en sitio Dibam Foto enviada por Alejandro Torres La imagen muestra una "carrera de autos en la Plaza de Armas de Puerto Montt en los años 20". (La fotografía forma parte del extenso Archivo Fotográfico Patrimonial que posee Fotos de la Exposición "Yo hago Patrimonio" en la Plaza de Armas de Santiago frente al Museo Histórico Nacional a partir del 14 de Septiembre. |
17 septiembre 2006
Seleccionan fotografía de Alejandro Torres en concurso de la Dibam
03 septiembre 2006
Fotografías Antiguas de Puerto Montt
* El mayor y más completo "Archivo Fotográfico Patrimonial" de Puerto Montt. * Toda la evolución y el desarrollo que ha experimentado la ciudad a través de su historia en imágenes. * Fotografías desde la primera imagen conocida de Puerto Montt (1862), a solo 9 años de su fundación. |
Si desea obtener una reproducción (formato a elegir) de alguna de las cientos de fotografía antiguas que contiene este Archivo, tal como las imágenes que se muestran a continuación, puede tomar contacto con:
ALEJANDRO TORRES
e-mail : atorres.pm@gmail.com
Fono: 02-5569628
Celular: 95536627
Santiago - Chile
Celular: 95536627
Santiago - Chile
Fotografías Antiguas de Puerto Montt
El manifiesto de los huilliches
Por Wladimir Soto Cárcamo A fines del siglo XIX la expansión de la colonia alemana de Llanquihue hacia el norte y al oeste, se encontró con el latifundio osornino, formado por grandes fundos ganaderos. Esto generó una presión sobre las tierras ocupadas por la población huilliche que en nuestra región ascendía a 24 mil individuos según el censo de 1845, que ocupaban principalmente los lagos precordilleranos, el sector costero de la provincia de Osorno y la zona cordillerana de la provincia de Valdivia. Las protestas de estos indígenas no se hizo esperar. El periódico puertomontino la “Alianza Liberal”, en su edición del 21 de Octubre de 1893, informa que “cuatro caciques con 80 mocetones y algunas mujeres de los caciques se han paseado por nuestras calles. Llegaron el 19 con el objeto de saludar al nuevo intendente don José Vergara, y a reclamar que los alemanes les han arrebatado sus tierras”. El abandono y la indiferencia de los gobernantes de la época, llevo al cacique Antiñirre, que ejercía su mando en el área occidental de las provincia de Osorno y Llanquihue, a rebelarse juntando un grupo cercano a los 100 hombres con el objetivo de recuperar sus tierras surpadas. Para hacer frente a este incipiente levantamiento, las autoridades conformaron una fuerza policial, apoyada por 70 colonos germanos, que atacaron el campamento de este líder indígena y sus hombres, capturando al cacique, que amarrado de pies y manos, fue traído a Puerto Montt donde fue juzgado y encarcelado (1). Toda esta situación desesperante, llevó a los huilliches a dirigirse a la máxima autoridad del país. En 1894, todos los caciques del departamento de Osorno (2) , elevaron una solicitud al Presidente de ese entonces, don Jorge Montt Alvarez, pidiéndole sanción a aquellos “usurpadores de nuestras tierras y a los que usurpan del estado....careciendo muchos de nosotros, e innumerables familias indígenas, de un pedazo de tierra para vivir”. Un manifiesto explicativo acompaña la solicitud, que expone las motivaciones de esta petición: “No hay en la actualidad en la provincia de Llanquihue y difícilmente en la de Valdivia, una sola familia indígena que no haya sido despojada de sus terrenos.....” “En la reducción de Remehue (ubicada al noreste de Osorno) y varias otras, nuestros perseguidores para arrebatarnos de nuestros terrenos incendiaban casas, ranchos, sementeras, sacaban de sus viviendas por la fuerza a los moradores de ellas, los arrojaban a los montes y les prendían fuego, hasta que muchos infelices perecían o quemados vivos, o muertos de frío o de hambre. Jamás en país alguno podrá imaginarse que esto se ha hecho un sinnúmero de veces, vanagloriándose un individuo en la actualidad de haber incendiado siete veces el rancho de una pobre familia” (3). Este capítulo de la historia regional nos muestra la riqueza de un período, en el cual aún nos queda por descubrir las profundidades de sus conflictos sociales, que hablan de nuestra identidad actual, la cual se abre paso en el tiempo perseguida por su pasado. 1. Velásquez, Juan Carlos., “Colonización Alemana y propiedad indígena”. Boletín Sociedad Histórica de “Melipulli” - Puerto Montt, Noviembre de 1992, pp13-16. 2. Castillo, Eduardo, “Informe sobre investigación histórico-legal de las tierras huilliches, Nutram N.34, Enero de 1994, p.20. 3. Lipschutz, Alejandro, “La comunidad indígena en América y Chile”, Editorial Universitaria, Santiago, Chile, 1956, pp.153-154 . |
Nuevas revelaciones sobre la masacre de Pampa Irigoin
Por Wladimir Soto Cárcamo En el frío amanecer del domingo 9 de marzo de 1969 a las 7 de la mañana, fuerzas policiales compuestas por 200 carabineros dirigidas por el Coronel Alberto Apablaza y el Mayor Rolando Rodríguez iniciarían un devastador operativo de desalojo ordenado por el Ministerio del Interior presidido por Edmundo Pérez Zújovic y ejecutada ésta decisión por el Intendente subrogante Jorge Pérez Sánchez sobre un centenar de familias que ocupaban un terreno baldío en la denominada Pampa Irigoin, en el sector alto de la ciudad de Puerto Montt, que terminaría en una sangrienta masacre que costaría la vida a 10 pobladores que buscaban un lugar digno donde vivir. Armin Alfredo Barría Soldan, estudiante del liceo Andrés Bello en su investigación histórica titulada “ Manuel Rodríguez, barrio de identidad, memorias y sacrificios”, entrega la voz de los sin voz, de esos pobladores que fueron testigos y protagonistas de estos trágicos hechos que tiñen de sangre la historia de nuestro país. El origen de estos hechos Armin cuenta que todos los pobladores concordaron que estos sucesos comenzaron con tomas de terrenos en 1967 que abarcaban las calles Magallanes, Presidente Ibáñez y Nueva Oriente, las cuales fueron concedidas a los ocupantes. Pero aún así los terrenos se hicieron pocos y estas familias recién formadas, con sus hijos pequeños seguía llegando del campo, y de sectores como la población Modelo, Antonio Varas Norte y Sur. Todos eran allegados y buscaban una casa propia. En 1969 se produce la tercera toma por la presión de los nuevos ocupantes que habían arribado hasta ese lugar. Esta toma abarcaba desde la calle Magallanes hasta la carretera ruta 5 norte. A partir de esta situación, para este joven historiador, “ya no hubo disposición de parte del dueño Rociel Irigoin Oyarzun y de parte del estado, por entregar los terrenos”. Un día 9 de marzo A las 3 de la mañana del 9 de marzo de 1969 los carabineros llegaron al sector, los pobladores que estaban en la Pampa Irigoin hicieron sonar un riel de trenes que servia de campana que estaba asentado donde está actualmente el Jardín Infantil Capullito, en calle Hernando de Magallanes, población Manuel Rodríguez. Los pobladores sabían que se venía el desalojo ya que habían sido advertidos por el diputado socialista Luis Espinoza Villalobos. Los carabineros ingresaron con violencia. Andando a caballo y disparando bombas lacrimógenas fueron destruyendo las casas e incendiándolas. Entre tanto los pobladores procedieron a defenderse con piedras y palos. Entonces un carabinero empezó a disparar donde estaba el riel de trenes que servía de campana, en que se formaba un pequeño montículo muriendo mucha gente que estaba dentro de su casa. Después del horror Pasadas dos horas, como comenta Armin, se dio la orden para detener el desalojo por los muchos muertos y heridos que había. Los pobladores retiraban los cadáveres a su sede social, otros llevaban a los heridos al hospital. La gente no quería ninguna ayuda. Trasladaron en los días posteriores en hombro los cuerpos de las victimas al cementerio general. Tres meses después los terrenos fueron concedidos a los ocupantes del sitio. El estado llego a un acuerdo con el dueño Rociel Irigoin, pagando los pobladores un precio ínfimo por el terreno. Así se fue formando la población Manuel Rodríguez. El año 1973 el diputado Camilo Escalona sondeó los terrenos y se trazó el primer plano de la población. A fines de 1980 se constituyó la primera junta de vecinos de la Manuel Rodríguez, la cual fue presidida por Mario García. Por último, reproducimos un extracto de este trabajo que promete un futuro promisorio a la historiografía local. La Toma de terrenos continua Por Armin Alfredo Barría Soldan Las decisión de seguir en los terrenos de Rociel Irigoin, según me cuenta don Juan Ancapán, fue unánime, incluso la situación de los pobladores comienza a cambiar paulatinamente porque llegan nuevas familias al sector, con lo que el sitio demarcado en la toma de terreno tuvo que ampliarse. Sigue don Juan: “…los carabineros no inspeccionaban el lugar esporádicamente, ni siquiera la “ronda de rutina”, como siempre lo hacían… incluso la tranquilidad del lugar era tal que rara vez se producían enfrentamientos verbales con funcionarios públicos o de orden y seguridad…las relaciones entre los pobladores y las autoridades parecían mejorar considerablemente, porque los roces entre ambos bandos disminuyeron a tal punto que la vida diaria en el sector se hizo rutinaria y pasiva”. Pero esto cambiaría como consecuencia del rápido poblamiento de la toma que semana tras semana recibía a nuevos allegados, fenómeno que provoca el deterioro de las relaciones entre pobladores y autoridades comunales, quienes se inquietaban porque los terrenos ocupados crecían a vista y paciencia del entorno puertomontino. De esta laya, el ambiente de relativa calma y de convivencia al interior de la toma se fue deteriorando, porque los propios dirigentes y pobladores tenían muy claro que en algún momento las autoridades iban a actuar conforme a las facultades que les investía el derecho público, pues en palabras de uno de los participantes de la toma y Secretario del Comité “Personas sin casas”, don Heriberto Arel, “la necesidad volvía a surgir en el momento menos oportuno”. Existía un grupo de 250 a 300 pobladores establecidos ya en sus terrenos cuando surgió otro mayor, aproximado en 400 “recién llegados” que ante las carencias vivenciadas, nuevamente luchaban por tener un hogar para disfrutar de la vida en familia y comunitaria, cuestión fundamental para el desarrollo humano que en ideas resulta simple, pero que en la contingencia de la realidad es difícil , incluso casi imposible, así lo expresa don Heriberto Arel: “Yo participé en las tres tomas… tenía mi terreno en la primera pero como era dirigente tenía que ayudar a mis compañeros y a la gente a prepararse para el despojo…cuando llegó el día 9, nosotros ya sabíamos que había orden de despojo así que estábamos preparados, lo que no sabíamos era si iba a ser pacífica o no… eso no lo sabíamos. Pero todos estábamos alerta porque el finado Luis Espinoza siempre nos advirtió que tengamos cuidado porque en cualquier momento puede venir un despojo y pueden haber hasta muertes… así que estábamos preparados”. Pero esta vez la situación sería diferente. Pobladores necesitados se establecieron en los actuales terrenos de las calles Magallanes, Avenida Presidente Ibáñez hasta llegar a la Carretera Ruta 5 Norte, construyendo viviendas de precarias condiciones , hechas con nylon, en el barro, con madera húmeda en bruto, aferrados a la ilusión que algún día se les deje establecer definitivamente. Según ellos esos terrenos eran “desaprovechados, desvalorados y estaban sin ocupar”, es decir, inútiles para cualquier fin debido a sus circunstancias geográficas. La situación de aquella época se aprecia en palabras de Juan Ancapán Huenchuán, dirigente vecinal de ese entonces: “…de verdad, sí había necesidad, nadie tenía casas, todos vivíamos de allegados y las condiciones no daban para pagar arriendo. Éramos extremadamente pobres”. Estando los terrenos de Rociel Irigoin ocupados, el conflicto se traslada al contexto político, involucrándose el Intendente subrogante de aquella época don Jorge Pérez Sánchez y al Ministro del Interior del gobierno de don Eduardo Frei Montalva, don Edmundo Pérez Zuckjovic, quien dio la orden de desalojo y despojo a todo cuanto estorbe en los terrenos desocupados del señor Irigoyen. Don Rigoberto Vargas menciona: “…según los Irigoin…ellos eran los dueños pero no sé que tan cierto sería porque más no se sabía y además ellos nunca reclamaron directamente los terrenos y tampoco los ocupaban.”…. Nuevamente aparecen los enfrentamientos, los carabineros visitaban constantemente el lugar ordenando el desalojo y cada vez con más violencia, todos los acontecimientos daban a entender que sólo una tragedia acabaría con los problemas. Los carabineros perturbaban el orden de los pobladores mostrando una actitud desafiante y apremiante, amedrentándolos para desocupar los terrenos y advirtiéndoles que sólo los “vivientes” serían los perjudicados. El temor resurge, el dolor se hace inminente, el miedo a perder todo cuánto tenían en ese momento y ser aventados sin tener un destino claro, los tenía al borde del pavor. Los pobladores de la primera toma estaban tranquilos pero con un sentimiento de impotencia ante la escena que veían de sus vecinos, igual de esforzados pero sin ser comprendidos. La tragedia se acercaba y ya nadie podría detenerla…… |
02 septiembre 2006
El valle del río con dos nombres
Por Sergio Millar Soto Desde los tiempos de su colonización por alemanes, el valle de Chamiza, con su producción agropecuaria, se constituyó en auténtico vergel y despensa de la población puertomontina. Su bitácora es rica en interesantes hechos históricos. El valle de Chamiza en todo su esplendor vegetal, fruto del trabajo de generaciones de descendientes de colonos alemanes y chilenos que allí se instalaron a medidos del siglo XIX. Toponimia de Chamiza y Coihuín Acerca del origen de la palabra Chamiza, don Arnoldo Stange Gebauer señaló, que "chamizo" es la acumulación de hojas, hierbas, ramitas, que deja en la playa el flujo de las aguas, demarcando la línea de la más alta marea. Asimismo, Stange manifestó que el río de ese lugar tiene dos nombres: por el lado poniente se le da el nombre de Coihuín y por el oriente el de Chamiza. Otra versión, proporcionada por el antiguo vecino Sergio Chávez dice que para mantener fuego en sus casas la gente buscaba ramitas secas de los arbustos. A esas ramitas se le conocía con el nombre de "chamizas", que eran fáciles de amarrar y llevarlas a casa. Sobre balsas y puentes Acerca de la historia del balseo y puente sobre el río Coihuín-Chamiza anotamos el testimonio de Sergio Chavez, quien fuera propietario de la más antigua tienda ubicada cerca del terminal oriente del puente: La balsa "fue construida con madera de coigüe, sus maderos fueron asegurados con pernos y fierros, así esta plataforma era era muy segura y resistente; para su mpovilidad,a sus cxostados tenía entrelazadas cadenas, las cuales con un secillo sistema de roldanas corrían a través de cables acerados. Los cables, a su vez, estaban fuertemente amarrados a puntales de madera que estaban enterrados a las riberas del río". "El balsero tenía la misión que una vez que consideraba completo su cargamento, hacer deslizar la balsa hacia uno u otro lado del río según era su destino". "En la época del balseo, era el lugar el centro de llegada a diario de lanchas a velas y diferentes tipos de embarcaciones chicas que venían con productos, animales, madera de alerce, tejuelas, basas y a su vez retornaban a sus lugares de origen con mercaderías y abarrotes para la alimentación de las familias". El propio Sergio Chávez recuerda que en 1928 se comenzó a construir el puente, lo que se hizo por partes más arriba del lugar donde sería instalado conjuntamente con las pilastras, piezas que luego "fueron trasladadas montadas sobre balsas al punto donde se construyó definitivamente". "Después del terremoto -prosigue Chávez- construimos una especie de puente colgante con pasarelas, que tenía más o menos un metro y medio de ancho, era firme, podía pasar una citroneta sobre él". "También hubo un servicio de barcazas, me acuerdo que la Armada trajo una; en ellas pasaban camionetas, y el camión y luego la micro que transportaba a la gente. Más de alguna vez cayó al agua un vehículo y también personas, en fin, casi todos los días había alguna novedad o anécdota...el balseo era un lugar donde íbamos a conocer las noticias, y a encontrarnos con los vecinos y a hacer negocios. A mediados del año 1963 se inició la construcción del actual puente del río Chamiza". (Extractado del libro "Vivencias y testimonios", editado por el Taller Literario de Jóvenes de Piedra Azul. Talleres Gráfica Cordillera. 1998). Aunque en mayo de 1957 los chamizanos celebraron el primer centenario de la colonización del valle, hoy día sabemos que su historia tiene más de 150 años, puesto que la primera referencia histórica concreta que de él tenemos data del 26 de diciembre de 1853, fecha en que, por orden del Agente de Colonización Vicente Pérez Rosales, el comandante del bergantín "Meteoro", capitán de fragata Buenaventura Martínez Díaz, dispuso una expedición exploratoria al río Chamiza, en la que participaron ambos fundadores de Puerto Montt, el teniente Daniel Cruz y el ingeniero alemán José Decher En su memoria al comandante general de Marina el capitán Buenaventura Martínez describe el terreno, hasta su llegada a Pureñín "primer asiento de los cortadores de alerce": "Encontramos allí un lanchón, siete casitas de tablones y varios rimeros de tablas de alerce listos para embarcar". Prosiguiendo su exploración hacia el norte del valle llegaron "hasta el explayado que forma el asiento principal del astillero de Chamiza", donde "contamos en su puerto 51 lanchones y en la población 443 casas llenas de provisiones...Reuní a los vecinos que alcanzaban a 408, los amonesté sobre los desórdenes que sabía que se cometían en aquel lugar a causa de la embriaguez, nombré entre ellos un inspector provisional, les indiqué que en la colonia (Melipulli) recién establecida encontrarían médico y botica para sus enfermos y escuela para sus hijos, y que se trabajaba con actividad también una iglesia, donde pudiesen adorar al Altísimo; con lo que quedaron muy contentos". Tinterillo En ese entonces vivía en Coihuín un tal "Chompa" Villarroel -recordaba en 1910 el periodista calbucano Belisario Goycolea-: "a quien, por ser leguleyo y tinterillo de mal cuño, le cortaron la oreja derecha después de una contienda judicial en que fue vencedor, mediante el despacho y criminal actitud de cuatro jureros (testigos falsos) que en aquellos tiempos de mapuches, se compraban por una libra de tabaco de contrabando, cosa que hoy en día también se hace pero teniendo que hilar bien delgadito los tinterillos en las audiencias de prueba". Prosigue Goycolea relatando que "Chompa" tenía un título sobre un predio cuyos linderos norte-sur eran "todo lo que la vista podía abarcar desde las orillas riberanas hasta las más altas cumbres y desde el río tal hasta la punta más saliente de la costa". Con dicho documento "Chompa" se decía dueño de todo Melipulli y se opuso al establecimiento de la colonia, a no ser que se le pagasen $ 10.000 en oro al contado. Pérez Rosales desechó la pretensión y Villarroel se dirigió a Santiago donde fue recibido por el propio presidente Montt, quien una vez examinado sus títulos le manifestó que si ayudaba al Agente de Colonización a instalar a los colonos se le daría una hijuela de terrenos sobrantes y otra para cada uno de sus hijos varones, oferta que, según Goycolea "más tarde fue cumplida al pie de la letra". Colonización alemana En abril de 1857 llegaron al valle de Chamiza las primeras familias de colonos alemanes que se dedicaron a la ganadería, avicultura, producción de leche y carne y a cultivos como la papa, remolacha, trigo, avena, lino y hortalizas. Entonces, según relatos del doctor Cristóbal Martin, el camino "sencillamente pasaba por la playa. Entonces se pasaba el río por un vado o haciendo nadar los caballos...El lago Chapo era desconocido. Los leñadores creían que era un mito. En 1889 varios jóvenes de la familia Berndt de La Chamiza, lo encontraron, venciendo los 20 kilómetros de distancia en varios días trepando y atravesando pantanos". Despensa de Puerto Montt Desde el inicio de la colonización, por su cercanía y fertilidad las chacras de los colonos se convirtieron en las proveedoras de las mesas puertomontinas: la producción de carne de vacuno, oveja, aves, cerdos, leche, mantequilla, quesos, cecinas caseras, carnes ahumadas; así como las hortalizas, frutas, papas: las frutas, especialmente manzanas y chicha, eran transportadas primero a caballo y en lanchas y botes, luego en carretones y finalmente en vehículos motorizados hasta Puerto Montt, donde los chamizanos adquirían sus artículos de primera necesidad como harina, azúcar, yerba, café: "los vicios", como se los denominaba. El gran obstáculo En los primeros años la única forma de atravesar el río era en botes, que los lugareños llamaban "chatas". Hacia 1900 se construyó un puente de madera que sirvió durante 14 años, pero que finalmente cayó y se lo llevó el río. Después hubo un servicio de balsa y a fines de la década de 1920 se comenzó a construir un puente de piedra y cemento, cuya terminación se apuró en 1929 con la llegada de la aviación militar, que trajo consigo también la contrucción del camino desde Chamiza a Puerto Montt pasando por Pelluco hasta la población Lintz (hoy calle Regimiento), camino que antes discurría peligrosamente por la orilla de la playa. La aviación La Escuadrilla de Anfibios Nº 1 (hoy Grupo de Aviación Nº 5) se creó el 27 de julio de 1929 y se estableció en Chamiza el 19 de noviembre de 1929 con la llegada de la primera bandada de aviones Vickers Vedette piloteados por el capitán y comandante de la Escuadrilla Modesto Vergara Montero y los tenientes Aníbal Vidal Silva, Jorge Batte Potts y Félix Schaerer Dabner. Desde entonces hasta fines de los años 1960, casi toda la actividad social y económica, deportiva de Chamiza y Coihuín tuvo su centro en la base aérea. Desde allí, la aviación nacional realizó un vasto programa de exploración y consolidación de las rutas aéreas hacia la Patagonia Occidental, Magallanes y Antártica Chilena; y simultáneamente puso en práctica un amplio plan solidario de colonización aérea y chilenización de Chiloé Continenetal y Aisén, que aún prosigue con igual o mayor intensidad desde la base de El Tepual. Escaramuza de guerra En 1932 se produjo en Chamiza el único hecho de armas que registra Puerto Montt, cuando la Junta Militar que entonces gobernaba el país ordenó al Ejército tomar la base aérea por la negativa del Comandante en Jefe Arturo Merino Benítez de reconocer a la Junta. En cumplimiento de esa orden, en la madrugada del 15 de septiembre de 1932 fuerzas del regimiento Caupolicán de VAldivia armados de ametralladoras y fusiles rodearon la base iniciándose intenso tiroteo. Después de 15 minutos el comandante Alejandro Schwerter accedió a parlamentar cuando ya había dos heridos de regular gravedad, por el peligro que corrían los moradores de las casas vecinas, entre ellas la de Adán Klein que tenía sus tejuelas perforadas. Club Aéreo En 1935 se creó en Chamiza el Club Aéreo de Puerto Montt que junto a la entonces estatal Línea Aérea Nacional se sumaron a las actividades de la base aérea, principalmente en cuanto a los objetivos de la colonización y chilenización aérea del sur del país. |
Los barrios de Puerto Montt
Por Cesar A. Sánchez Vera El nacimiento de Melipulli La ciudad de Puerto Montt tiene su origen en un decreto de 1851 que autorizaba al Agente de Colonización abrir un camino entre el seno de Reloncaví y la laguna de Llanquihue. El sector costero que linealmente se extiende entre el puerto y la antigua estación de ferrocarriles, era conocido como "playas de Cayenel"; en tanto de calle Seminario al norte recibía el nombre de Melipulli (cuatro colinas). El centro de irradiación urbana fue la plaza. Vicente Pérez Rosales, desde su cargo de Intendente, planificó y ejecutó el primer plano al tiempo que le asignaba nombre a las calles: Bello (Copiapó), Molina (Serena), Vera (Illapel), Enríquez (San Felipe), Oña (Quillota), Ercilla (O'Higgins), Pedro de Valdivia (San Martín), Chacabuco (Rancagüa), Curicó (Guillermo Gallardo), Ayacucho (Pedro Montt) y Yungay (Talca). Por su parte la parte baja de calle Huasco fue conocida como Mataverde. El barrio Cayenel En 1857 se encargó al teniente segundo de la Marina de Guerra, Francisco Vidal Gormaz, levantar un plano de la naciente ciudad señalando las medidas exactas de las manzanas, la superficie de los sitios, el ancho de las calles e indicando las áreas adyacentes aptas para el poblamiento. El citado cartógrafo determinó la formación de una nueva calle hacia el poniente; este nuevo sector recibió el nombre de Cayenel. Desde sus inicios presentó un carácter popular; allí se instalaron los herreros, mueblistas, carpinteros y modistas, en 1870 se levantó un tablestacado para evitar que las altas mareas inundaran la actual calle Antonio Varas; dicho tajamar, que terminaba en calle Valdivia, permitió la creación de un pequeño puerto utilizado por las numerosas goletas a vela procedentes de las islas cercanas. Al iniciase la construcción del ferrocarril (1905) un importante contingente de trabajadores se trasladó hasta nuestra ciudad convirtiendo al barrio Cayenel en el lugar predilecto de pensiones y residenciales. El "mercadito" en Andrés Bello con Antonio Varas, donde se mezclaban cocinerías y bares, le imprimió gran dinamismo al sector. En 1910 funcionaba el biógrafo "Parisina" y la mayoría de las imprentas, cuatro años más tarde la Empresa "Luz y Fuerza" instaló un generador para dotar de electricidad a noventa casas. En 1930 una ordenanza municipal determinó que el barrio Cayenel pasaría a llamarse "prolongación Antonio Varas". Angelmó Otro de los barrios antiguos que se encuentra aparejado a la fundación de Puerto Montt, es Angelmó. El origen de su nombre es aún motivo de discusión entre los historiadores locales; sin embargo una de las hipótesis lingüística nos indica que corresponde a una deformación del nombre Angel Montt, cuyo propietario cedió los terrenos para que se instalara una comunidad de indígenas, cuyo cacique era Francisco Millalonco, y que fue erradicada de las playas de Cayenel donde tenían su toldería unas treinta familias, todas ellas de avanzada edad. Hacia 1880 el sector fue parcelado y se convirtió en un segundo puerto, especialmente para los habitantes de Calbuco, Maillén y Guar. En 1930 el anónimo pintor Arturo Pacheco Altamirano comenzó a pintar la intensa actividad comercial haciéndola popular a nivel nacional e internacional. Bellavista Hasta el momento no existen estudios sobre las corrientes migratorias internas que llegaron a Puerto Montt, lo cierto es que al comenzar el siglo XX un importante flujo de campesinos decidió radicarse en la ciudad. Así, estas familias se ubicaron en la parte alta donde disponían de amplios sitios que les permitía tener huerta y arboledas, de tal forma conservaron gran parte de sus hábitos rurales. El sector fue conocido como Bellavista y sin duda su nombre se origina en la amplia panorámica del seno de Reloncaví que se visualiza desde sus cerros. En un plano regulador de 1920 el sector aparece con la denominación "chacras de Bellavista". La población Modelo En las dos primeras décadas del siglo XX un fuerte movimiento sindical posibilitó mejorar las condiciones de vida del proletariado nacional. En el gobierno de Juan Luis Sanfuentes (1915-20) se promulgó la Ley de Habitaciones Obreras destinada a dotar de viviendas dignas a los sectores más modestos. Según esto las Intendencias debían entregar terrenos fiscales para la construcción de poblaciones. El Intendente de la provincia de Llanquihue, don Lindorfo Alarcón Hevia entregó para tal efecto un amplio terreno pantanoso que colindaba con la propiedad de los padres jesuitas, y la Empresa "Brahm & Meersohn" se adjudicó la licitación. Las casas diseñadas eran de sesenta metros cuadrados con un amplio patio; para postular los obreros debían inscribirse con una cuota inicial de cincuenta pesos y adjudicado el beneficio cancelaban $ 25 mensuales por veinte años; un salario promedio fluctuaba entre los ochenta y cien pesos al mes. La nueva población llevó por nombre "Modelo" con lo cual se pretendía reconocer el esfuerzo económico y resaltar el carácter moral de los trabajadores. La devaluación de la moneda, a fines de los años veinte, convirtió las cuotas en cifras irrisorias favoreciendo a los propietarios. En 1921 comenzaron los trabajos, la primera tarea consistió en secar el área a la cual concurrían numerosas vertientes que en invierno formaban dos grandes lagunas. A fines de 1924 se entregaron las primeras casas, en calles que recordaban a prominentes políticos: Domingo Santa María, Balmaceda, Malaquias Concha, Luis Ross, Anibal Pinto. Chorrillos y Miraflores En 1886 fue nombrado Ingeniero de la provincia de Llanquihue el destacado profesional Victor Bordalí quien había perfeccionado sus estudios en Europa y era amigo del presidente José Manuel Balmaceda, desde su cargo tuvo una especial preocupación por adaptar la ciudad a los requerimientos demográficos. Confeccionó un detallado mapa de las propiedades tipificando el uso del suelo en: habitacional, agrícola, comercial e industrial, conceptos muy modernos para la época; junto con esto concibió el trazado de las calles Miraflores, Chorrillos y la extensión de Urmeneta dando origen a lo que posteriormente se conocería como el barrio del puerto. En la parte alta del cerro Miramar diseñó el primer paseo peatonal de nuestra ciudad aprovechando la hermosa vista de la bahía. Este sector intensificó notablemente su poblamiento en la década de 1930 cuando se instalan familias provenientes de Chiloé comenzando la parcelación de los grandes sitios; diez años después se inauguraba la población de Marina Mercante adquiriendo un sello de barrio portuario. El terremoto Al comenzar 1960 la ciudad registraba una población que sobrepasaba ligeramente las 30.000 almas y el sismo del 22 de mayo destruyó el 40% de la estructura urbana en tanto otro 20% presentaba un severo compromiso de deterioro. Las familias que quedaron sin hogar fueron instaladas en unas construcciones de emergencia que recibieron el nombre de "Barracones" y estuvieron ubicadas en los terrenos de la actual población René Schneider. Sin embargo, la Municipalidad no pudo dar respuestas a todos los necesitados, en consecuencia comenzaron las tomas terrenos para levantar casas de autoconstrucción; el primero de estos experimentos fue la población "22 de mayo"; posteriormente la ideologización política de izquierda hizo que aparecieran nuevos núcleos poblacionales con las mismas características: "Teniente Merino", "Colina", "Elias Lafferte" (hoy Bernardo O"Higgins), "Libertad", "Colina" y Pampa Irigoin. Los sectores de clase media (profesores, contadores, enfermeras, funcionarios públicos, pequeños comerciantes) dieron forma a las poblaciones "Kennedy" (1965), "Techo Para Todos" (1968), "Manuel Montt" (1969) y "Mirasol" (1971). PichiPelluco El proletariado culto de nuestra ciudad que no deseaba involucrase en las tomas de terrenos prefirió organizarse a través de los canales legales para convertirse en propietarios. En 1968 se iniciaron los trabajos de la futura población Pichi-Pelluco entregándose las primeras 240 casas en 1970, dos años después se construyó una segunda etapa. Estas habitaciones debían ser canceladas en un plazo de veinte años, pero una ley promulgada en 1974 condonó todas las deudas habitacionales de viviendas inferior a los cincuenta metros cuadrados y sus moradores recibieron los correspondientes títulos de dominio. Epílogo Han quedado en el tintero los barrios Lintz, "18 de septiembre" y "Chiloé" todos ellos conservan un sello provinciano, con la nostalgia del viejo Puerto Montt. En la actualidad se arman condominios con la velocidad y frialdad del viento sur, pero esas frágiles casas, hechas en serie y forradas con tablas de plástico, donde sus vecinos no se comunican, ni comparten las penas y alegrías de la vida, por el momento, carecen de historia. César Sánchez Vera, reconocido historiador local, en su lugar de trabajo en la Biblioteca Regional de Puerto Montt, ubicada en el edificio del Museo Juan Pablo II (primer piso). |
Suscribirse a:
Entradas (Atom)