Por César Sánchez Vera
En el gobierno de Germán Riesco, por Decreto Supremo, en Mayo de 1904 se autorizó la creación de la Escuela Normal de Preceptoras de Puerto Montt, establecimiento de enseñanza destinado a la formación de profesoras.
En marzo de 1905 llegaron hasta nuestra ciudad, en el vapor “Cachapoal”, la directora Matilde Cañas junto a las profesoras Blanca Ortiz y Sara inés Hernández. Éstas arrendaron una amplia casona en los altos del cerro de la Intendencia, donde hoy se encuentra el Colegio Arriarán Barros, y procedieron a abrir la matricula.
Para ingresar a la institución se debía tener aprobado el sexto año de Preparatorias, no poseer defectos físicos y rendir exitosamente un examen que consideraba antecedentes familiares intachables. El Alcalde correspondiente a la ciudad de la postulante, debía extender un certificado de “conducta cívica”, en tanto el cura de su parroquia, con otro documento, certificaba la moralidad de la familia.
En 1906 se sumaron las profesoras Leonora Leclerc, Josefina Orellana, Delia Zepeda y Carmela Sepúlveda, comenzando a funcionar regularmente el plantel. Las alumnas ejercitaban la pedagogía en la Escuela de Aplicación (ex Escuela No. 6) y después de cinco años de estudios recibían el título de profesoras primarias. En 1910 se formó un departamento de extensión llamado Academia Excelsior el cual se preocupaba de organizar actos musicales y literarios, además, impartía cursos de canto, declamación, piano y guitarra a las señoritas de la ciudad.
El alto interés por ingresar a esta escuela y la real necesidad de formar docentes femeninas obligó a aumentar el número de vacantes, al tiempo que el Congreso, en junio de 1910, aprobaba un presupuesto de $ 300.000 para la construcción de un moderno edificio con internado, siendo terminado dos años más tarde.
En 1916, ocupando el cargo de Directora la sra. Adela Alvarez von Hagen, un incendio de grandes proporciones consumió las nuevas dependencias, especialmente el pabellón donde se encontraban las salas de clases. La prensa de la época se refirió extensamente a la noticia:
“El edificio de la Escuela Normal de Preceptoras se quemó ayer totalmente. El incendio empezó como a las cinco de la tarde y fue notado cuando ya había tomado cuerpo y en circunstancias que no había nadie en la escuela, a esas horas.
“El fuego se declaró en la chimenea de una estufa en la oficina de trabajo de la Directora y se propagó con rapidez a los diferentes cuerpos del edificio. En pocos minutos acudió la tropa del Regimiento Llanquihue, las autoridades y numeroso público. Inmediatamente se procedió al salvataje del mobiliario. La bomba fue llevada con toda la presteza que fue posible, subiéndola con grandes dificultades por la parada pendiente que conduce al cerro donde estaba el edificio, pero resultó inútil por el gran desarrollo que el fuego ya había tomado”.
La población a través de beneficios y colectas consiguió reunir $ 16.000 y más un importante aporte que hizo el Estado, fue posible la reconstrucción de una parte del inmueble. En 1921, un segundo incendio dejó sólo los cimientos ennegrecidos de la Escuela Normal. Se arrendó entonces una casa de dos pisos en Benavente esquina con O”Higgins para su funcionamiento, hasta 1928, año en que fue fusionada con la Escuela Normal de Angol.
Escuela Normal de Preceptoras en lo alto del cerro, donde hoy día se encuentra la Intendencia y el Colegio Arriarán Barros (Foto Archivo Alejandro Torres)
Fotografía tomada por Enrique Mora el 30 de Septiembre de 1916 que muestra el voraz incendio que redujo a cenizas la Escuela Normal de Preceptoras. Vista desde calle Quillota esq. A.Varas (Foto Archivo Alejandro Torres)
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